JT
Es obvio que el número de aficionados netos a las corridas de toros es marginal. Es notorio que comprender las claves en que se fundamenta la lidia de reses bravas es una ciencia minoritaria. Los principales cosos taurinos, incluidos los de Valencia, Sevilla, Madrid, Pamplona y Bilbao, se llenan únicamente en las fechas que marca la tradición, especialmente por aquellos que adquieren los boletos sólo para ver y para ser vistos.
Vista Alegre, salvo las nueve Corridas Generales de agosto, no llena sus gradas ni con la presencia de Joselito El Gallo resucitado. Pero la lidia de reses bravas se han vuelto a poner de moda. En las dos ultimas temporadas gracias a un buen matador de toros madrileño -que no gran figura del toreo- que ha hecho del misterio y la ambigüedad calculada su principal herramienta de marketing. JT, como hace unos cuantos años Paco Ojeda, es un torero enigmático, de estilo estoico, corta e irregular trayectoria profesional. Lo más tangible de su regreso a los redondeles es que los toros le cogen con excesiva y persistente frecuencia. Pero "datos son datos", que afirmaría un conocido manager futbolístico. Y el currículum vistalegrero del diestro de Galapagar es muy pobre.
José Tomás no torea en Bilbao porque nunca le han gustado Vista Alegre ni sus toros
Vista Alegre, salvo en agosto, no llena sus gradas ni con Joselito 'El Gallo' resucitado
José Tomás (1975) no torea en la capital de Vizcaya porque nunca le ha gustado Vista Alegre ni los toros que salen por sus chiqueros. Todo lo demás son excusas. En Bilbao sólo ha toreado en cuatro ocasiones: en 1997, 1998 y 2000. Dos veces en la feria grande, una corrida de la Prensa y en el primer festejo que conmemoraba el 700º aniversario de la fundación de la villa. Siempre frente a hierros cómodos, de garantía-garantizada y amable presencia: Gabriel Rojas, Santiago Domecq, Alcurrucen y Zalduendo. A los ocho toros les dejó para el arrastre con las orejas en su sitio.
En la corrida del viernes de feria de 1997, Tomás intento torear, pero su enemigo -un borrego, según Joaquín Vidal- rodaba por la arena constantemente. Participó en la Corrida de la Prensa del 98 en la que sobresalió la regularidad de Ponce. En agosto de este mismo año -Alcurrucen-, José Tomás interpretó con finura y reposo el arte del toreo, con estilo superior, especialmente toreando al natural: estático, largo y poderoso. Su mejor actuación en este coso. En junio de 2000 en la primera corrida del 700º aniversario solo destacó Julián López, El Juli, el rey destronado.
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