Un clásico
Junto al cerro de San Blas en el camino que va a la ermita de este santo está la bodega Finca San Blas, en el pago vitícola del mismo nombre. Esta es de las más antiguas, ya que como Labor de Almadeque de San Blas fue concedida a los Carmelitas de Requena en 1629. Después de la desamortización de Mendizábal, el convento y la finca fueron a parar a diversas manos hasta 1992, cuando fue adquirida por una familia valenciana para hacer vinos de pago y una moderna bodega. La labor de reconstrucción fue laboriosa por el desarrollo del concepto de aprovechamiento de la montaña para incrustar en ella el edificio de la casa-bodega. El resultado es una magnífica bodega adecuada al entorno realizada bajo la dirección del ingeniero Carlos Lizama. El edificio es un clásico de masía, con notable presencia del ladrillo, sobre todo en las pilastras de las cantonadas que le dan un aire grácil y sólido a la vez y las bases de piedra argamasadas, como muros, sobre los que se afianza la tabiquería. La casa-bodega es el centro de un bello entorno de gran valor paisajístico por la proximidad de la vega del Magro, con bosques y viñedos por donde corre y vuela la fauna, bastante rica para estar tan próxima a Requena. Las variedades tintas cultivadas son principalmente Tempranillo, Merlot y Cabernet Sauvingon y recientemente se han plantado 1,5 hectáreas de Chardonnay y Chenin Blanc.
BODEGAS FINCA SAN BLAS
Camino de San Blas s/n Requena.
Teléfono: 96 337 56 17
Bajo el acertado nombre de Finca San Blas, esta bodega elabora unos tintos clásicos y cuenta con un enólogo de primerísimo nivel internacional, Nicolás Sánchez, profesor de la Escuela de Enología y Viticultura de Requena, y miembro del proyecto del ADN genético de las diferentes variedades de vid de la Universidad de Davis, cuya facultad de Enología es el caput mundi de esta actividad. 200 barricas y dos conos de vinificación dan a los tintos Labor de Almadeque un perfil de gran buqué con estilo y clase, como es la bodega que los elabora. Estos grandes crus van encauzados laboriosamente a la riquísima gastronomía de l'Albufera, no solo a su all i pebre sino a l'arròs de carranc en casola de fang que tan bien hacen en Pinedo. Y así dicen: "A l'Albufera m'en vaig anar a menjarme quatre cuernes en una ceba, dos alls i un grapat de faves tendres".
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