Mohamed VI critica a Argelia por tener cerrada la frontera
Argel supedita la reapertura a una solución del conflicto del Sáhara
Es una "sanción colectiva" que padecen los pueblos de Marruecos y de Argelia. El rey Mohamed VI criticó ayer, por primera vez en público, el mantenimiento del cierre por Argel de la frontera común de 1.500 kilómetros con Marruecos.
"Cualesquiera que sean las divergencias de los puntos de vista en este conflicto [del Sáhara], no pueden justificar la prolongación del cierre de la frontera", afirmó ayer el monarca marroquí en el discurso del Trono, el más importante de cuantos pronuncia anualmente.
Este "castigo colectivo es incompatible con los lazos de fraternidad histórica entre ambos pueblos, las exigencias de un porvenir común y el imperativo de la integración magrebí", concluyó el soberano en una alocución que conmemora el noveno aniversario de su entronización. Esta vez eligió Fez, la capital religiosa del país, para pronunciar su discurso.
Argelia replicará, probablemente, con dureza en las próximas horas a las palabras del rey. Hasta ahora ha dado a entender que la reapertura de la frontera estaba supeditada a la solución de otros contenciosos entre los que figura en buen lugar el del Sáhara Occidental.
Mohamed VI se felicitó, en su alocución, del "creciente apoyo internacional" a favor de su iniciativa tendente a otorgar a la antigua colonia española un régimen autonómico, pero bajo la soberanía de Marruecos. El Frente Polisario y Argel rechazan esta propuesta.
Desaparición del comercio
La frontera fue cerrada, por última vez, por Argelia en agosto de 1994, después de que jóvenes islamistas de origen argelino perpetraran un atentado en Marraquech en el que murieron dos turistas españoles. Rabat impuso entonces el trámite del visado a los argelinos que viajaban a Marruecos, y Argel replicó con el cierre que conlleva la práctica desaparición del comercio bilateral.
Su reapertura beneficiaría al conjunto del Magreb, pero especialmente a Marruecos, que hace 15 años recibía ya, por vía terrestre, a dos millones de turistas argelinos que estimulaban con sus divisas la economía del este del reino.
Pese al relativo optimismo que emana de las palabras de Mohamed VI, las negociaciones sobre el Sáhara, que empezaron hace un año en Manhasset (EE UU) bajo el patrocinio de la ONU, parecen haber entrado en vía muerta.
Dos responsables del Polisario, el primer ministro de su seudorrepública, Taleb Omar, y su representante ante Argelia, Brahim Ghali, declararon el martes que no volverían a la mesa de negociaciones si en ella se sentaba también Peter van Walsum, el enviado para el Sáhara del secretario general de la ONU.
Le acusan de favorecer las tesis marroquíes. Walsum declaró en abril que la independencia del Sáhara no era una opción realista.
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