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Columna
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Crisis en la Bahía

En los últimos cuatro años se han sucedido una serie de crisis en industrias ubicadas en la Bahía de Cádiz que podrían llevar a dudar de su futuro como enclave industrial. Nada más llegar al poder Rodríguez Zapatero se encontró la patata caliente de lo que entonces era Izar, hoy Navantia. Los gobiernos de Aznar habían ido trampeando, posponiendo la solución al problema de fondo de la construcción naval. El PSOE se dio de bruces con el problema y la intensidad del conflicto. Se buscó la solución con la ayuda inestimable de los sindicatos, la Junta de Andalucía y el Gobierno de la nación y las incontables gestiones de Alfonso Perales y Luis Pizarro, que al final han dado con una solución vinculada a la construcción naval militar y un futuro halagüeño a las tres factorías de la Bahía de Cádiz. Hoy Navantia es una empresa con futuro, bien situada en el mercado internacional. Acaba de entregar el Buque de Aprovisionamiento y Combate, BAC, un navío estratégico para el nuevo papel de las Fuerzas Armadas en el mundo, que ya ha suscita interés en otros ejércitos. Se construyen patrulleras para armadas de otros países. Llegó luego la crisis de Airbus, que era el ejemplo de innovación y futuro en la Bahía de Cádiz y en Sevilla. La crisis parece superada y ahora Andalucía es envidia de otras comunidades como centro de fabricación de componentes de aviones del consorcio aeronáutico europeo. Comienzan su desarrollo las industrias privadas con contratos de las nuevas líneas de trabajo de Airbus. Pero hubo un momento de duda que podría volver, dada la crisis mundial y el aumento del precio de los carburantes, a la par que la subida del euro que encarece las exportaciones.

Delphi fue una de las crisis más llamativas. La multinacional americana del sector de la automoción decidió de la noche a la mañana cerrar su fábrica de Puerto Real y mandar al paro a más de 1.500 personas en el mes de febrero de 2007. El conflicto laboral terminó con un complicado acuerdo que se basa en la formación de los ex trabajadores y su posterior recolocación en otras empresas que se van a instalar en la zona como Gadir Solar, Aeroblade, Zhahav Motor, Alestis y otras. Hasta la fecha no se han cerrado los nuevos proyectos mientras continúa la formación de los antiguos trabajadores de la multinacional y el juzgado de lo mercantil tramita todo el proceso concursal. Las gestiones han resultado más lentas de lo que se esperaba. Como dijo el consejero de Empleo, Antonio Fernández, hay que convertir la crisis en una oportunidad.

Dragados Off-shore suspendió la construcción de una nueva plataforma encargada por Noruega. Es esta una empresa líder mundial en la construcción de plataformas petrolíferas y de barcos extractores de petróleo. Se pensaba que la Bahía iba a ser punta de lanza en este sector dado el auge de los yacimientos petrolíferos en alta mar por el aumento del precio del barril. Cabe esperar que sea un mero traspié pero la suspensión del proyecto mandó al paro a 400 personas.

Luego llegó el anuncio de Imperial Tobacco, la multinacional tabaquera para prejubilar o dar de baja a 250 personas de la planta de Cádiz. Este asunto tiene mala pinta porque va a resultar muy difícil convencer a la multinacional de que mantenga su plantilla y su actividad en la zona. De manera paralela el Gobierno de la nación y la Junta de Andalucía han puesto en marcha el plan Bahía Activa, para incentivar la instalación de nuevas empresas y el desarrollo del Parque Empresarial de Las Aletas, una gran zona industrial, logística y tecnológica. Los nuevos proyectos de infraestructuras como el segundo puente sobre la Bahía, el AVE, la ampliación del puerto de la Bahía y otros pueden traernos un optimismo que los tiempos y la situación hacen difícil. Si volvemos a citar a Antonio Fernández, sólo pueden tener problemas industriales los enclaves industriales. Vivimos en momentos de zozobra con el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad, que dijo Gramsci.

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