Armas energéticas
El chantaje ejercido contra la República Checa convierte a Rusia en un vendedor poco fiable
Inmediatamente después de la firma de un acuerdo entre Estados Unidos y la República Checa por el cual se instalaba en suelo checo uno de los radares del sistema antimisiles estadounidense, el oleoducto ruso que transporta petróleo hasta los consumidores checos sufrió inexplicados problemas técnicos que han reducido hasta en un 40% el suministro de crudo. Como las causalidades no suelen darse en el ámbito de las relaciones internacionales, en Praga consideran que los "problemas técnicos" son simplemente un castigo de Moscú contra el país que se ha atrevido a desafiar el virulento rechazo ruso a un escudo antimisiles desplegado en la Europa del Este. Los disimulos están de más. Todo el mundo conoce la posición rusa y la amenaza de Putin de que Rusia apuntaría con sus misiles a Polonia en caso de que se instalara en territorio polaco el sistema de intercepción imprescindible para guiar el escudo.
Los gobernantes rusos utilizan con más asiduidad de la debida el chantaje del suministro de petróleo y gas como un arma política burda contra quienes osan contradecir sus posiciones políticas. En un mundo de relaciones económicas complejas, la energía no puede ser un instrumento de presión. El abastecimiento energético requiere estabilidad y acuerdos que se cumplan fielmente por todas las partes. Aunque puede entenderse como ingenuidad, resulta que las relaciones económicas son autónomas de las tensiones políticas. Rusia ya confundió ambos términos cuando cortó el suministro de gas a Ucrania. Esta tendencia a la amenaza le convierte en un proveedor poco fiable. Circunstancia que acabará por convencer a los países europeos de que es urgente sustituir parte de la energía rusa por la procedente de otros vendedores más respetuosos con los contratos.
Para la República Checa el mal es menor. Dispone de reservas de crudo, según su Gobierno, para los próximos tres meses y en ese plazo es posible sustituir el petróleo ruso si continúan los "problemas técnicos". Conste que el origen de este ataque de histeria, el sistema antimisiles de Bush, debería haberse negociado mejor con Rusia, con más plazos y mejores opciones. Y, sobre todo, sin que parezca un campo abonado para Gobiernos oportunistas, como el de Polonia, dispuesto a cobrar bien cara su colaboración en el escudo sean cuales sean las consecuencias políticas y diplomáticas.
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