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Los médicos huyen de Urgencias

El 20% de los facultativos con plaza en las emergencias de hospitales pide el traslado

Reyes Rincón

Tomaron posesión de su plaza fija hace dos años y ya han pedido el traslado. 102 de los 404 médicos de Urgencias hospitalarias que consiguieron plaza fija en 2006 han pedido salir de éstas y pasar al servicio de Atención Primaria, según los datos facilitados por el Sindicato Médico. Andalucía cuenta ahora con alrededor de 450 médicos de Urgencias con plaza en propiedad (los 404 que la obtuvieron en 2006 y aproximadamente otro medio centenar más de otros procesos). El 22,6% de los facultativos fijos ha pedido el cambio y el 90% lo ha conseguido.

"Parece que nos quieren echar. Pues vámonos", dice un médico.

¿La presión que acompaña al trabajo habitual de las Urgencias es la causa de la desbandada o hay algo más? Según los médicos que han optado por abandonar, la presión sería soportable si las condiciones laborales fueran mejores. "En las Urgencias hospitalarias se concentran todos los males", señala Miguel Ángel Montilla, del Sindicato Médico.

El primer obstáculo y el más repetido por los profesionales consultados es "la enorme carga asistencial y las jornadas de trabajo excesivamente largas". "Los médicos de Urgencias trabajan 48 horas semanales y, además, todas ellas en labores asistenciales, algo que no ocurre en otras especialidades. El de Urgencias no levanta jamás el pie del acelerador", advierte Montilla. Al exceso de horas y al estrés de trabajar contrarreloj se une la dificultad de conciliar el hospital con la vida familiar. Los turnos van rotando y hay que hacer muchas horas de tarde, de noche, de fin de semana. Eso explica que entre los que han pedido el traslado abunden las mujeres y los profesionales que rondan la cincuentena y que tienen muchos años de experiencia en Urgencias. "Es un capital importante en conocimiento y experiencia y lo abandonan todo para irse a otras áreas en las que tienen que empezar de cero", explica el representante sindical.

Es el caso del médico Felipe Gámez, que después de 19 años y medio en Urgencias del pabellón civil del Hospital Carlos Haya de Málaga ha decidido pedir el traslado a Primaria. No ha conseguido plaza en la adjudicación provisional, pero espera hacerse un hueco en el listado definitivo. Gámez, de 51 años, se reconoce "desbordado". Recuerda que empezó "con mucha ilusión y un horario más o menos definido". "Me gusta este trabajo, atender al paciente en situación crítica y trabajar para recuperarlo". La peor cara de las urgencias empezó a verse, según asegura, en febrero de 2007. "Se reorganizaron las urgencias y ahora cada jefe organiza como quiera". Desde entonces, según los médicos, no hay horarios definidos. Te puede tocar por la mañana, por la tarde, por la noche, el fin de semana. "Me gustan las urgencias, pero yo ya tengo una edad en la que no puedo hacer una vida así. Parece que nos quieren echar. Pues vámonos. En Primaria conoceré a mis pacientes y sabré cuál es mi horario", se consuela Gámez.

Las fugas más numerosas las registran hospitales como el de Jerez, de donde se marcharán 11 de los 16 médicos con plaza fija, y La Linea de la Concepción, donde abandonan ocho de nueve. Entre los hospitales de las capitales, las peores cifras las presenta el Reina Sofía de Córdoba, de cuyas Urgencias ha pedido salir un tercio de la plantilla, según los datos del Sindicato Médico.

A las condiciones de trabajo los facultativos añaden otras razones que explican la huida. La primera, la falta de un desarrollo profesional en Andalucía. Al contrario que en el resto de España, aquí no existe una categoría profesional de Urgencias, una reivindicación histórica de los sanitarios andaluces. Fuentes de la Consejería de Salud sostienen que en Urgencias "es positiva la rotación". "No apoyamos la especialidad de Urgencias porque se acabaría la movilidad y los médicos estarían siempre abocados a ese trabajo estresante".

Los facultativos aluden también a la "desmotivación" que les produce depender de los cuidados intensivos, a los que ahora están subordinados los servicos de Urgencias. Hay otra razón que, al menos en el caso de Gámez, ha influido para el traslado: el cambio de hábitos en los usuarios. "Antes la gente acudía a Urgencias cuando de verdad estaba enferma. Ahora es un abierto 24 horas en el que el paciente exige que se le atienda ya y al que muchos acuden para saltarse la espera de su médico de cabecera". Esta actitud ha acabado repercutiendo en su ánimo y en la calidad del servicio, según el médico: "Te duele mucho perder una hora en cosas poco importantes y mientras no haber podido atender al que ha llegado con un dolor en el pecho que de verdad te necesitaba ya".

El médico Juan Benítez, el pasado viernes, en la entrada de Urgencias del Hospital de Jerez.
El médico Juan Benítez, el pasado viernes, en la entrada de Urgencias del Hospital de Jerez.JARO MUÑOZ

Presiones, renuncias y pocas satisfacciones

Juan Benítez está a punto de dejar atrás dos décadas de trabajo en las Urgencias del Hospital de Jerez. Trabaja allí desde 1988 y ahora se ha decidido a pedir el traslado al servicio de Atención Primaria. Se lo han concedido y, probablemente después del verano, pasará consulta en el Distrito de Jerez. Un cúmulo de circunstancias le han superado. "No podía aguantar más la presión asistencial, ni la dependencia de los Intensivos, ni la nula opción de carrera profesional".

Benítez, que pertenece a la Sociedad Española de Urgencias y Emergencias (Semes), defiende la necesidad de crear una especialidad de Urgencias, a la que se opone la Junta y que tampoco se decide a poner en marcha el Gobierno central. "Cuando haya un MIR de cinco años la calidad asistencial será mejor", asegura el médico, para quien gran parte de culpa de la situación que viven los médicos de Urgencias andaluces radica en el Plan Andaluz de Urgencias y Emergencias y el "yugo" que supone depender de los Intensivos. "Con esta organización, nuestra capacidad de desarrollo profesional se ve abortada", sostiene Benítez, que advierte de que esta situación tiene poco fundamento: "Sólo el 0,3% de las urgencias atendidas son subsidiarias de Intensivos. El 60% es de Traumatología y el 30% de Medicina Interna".

A este conflicto entre sus expectativas y las que les ofrece la Consejería de Salud, se unen las razones "puramente asistenciales", que también han pesado en su decisión. El problema, asegura, nace del "fracaso" de la Atención Primaria, donde se han acumulado las carencias hasta acabar salpicando a las Urgencias. "Muchos ciudadanos van a su centro de salud con un dolor de garganta y le dicen que vuelva a los ocho días, que no hay cita. Ese paciente no puede esperar y se va a Urgencias", explica el médico, que como sus compañeros, se encuentra a menudo atendiendo dolencias menores para las que, en su opinión, no se concibieron las Urgencias. "Eso para nosotros también es un fracaso personal".

En su hospital, el de Jerez, se van 11 de los 16 médicos con plaza en propiedad. "Una empresa no se puede permitir el lujo de perder al 70% de su plantilla", advierte Benítez, que recuerda que, hace años, una jornada laboral en las Urgencias tenía picos y valles, unas horas con más afluencia y otras con menos. "Te podías permitir dar una cabezada a las tres de la mañana. Hoy no. La asistencia no para a ninguna hora".

Como la mayoría de sus compañeros que han decidido abandonar, se define como médico de Urgencias "vocacional". "Es un trabajo que exige sacrificio y renuncias. Pero eso se asume bien por vocación. Lo que no asumo es que nos tengamos que quedar estancados en los años noventa", apunta. La situación actual hace "muy difícil" conciliar el trabajo con la vida familiar. "Llevamos 20 años estando fuera de casa 24 horas cada cuatro días. Cualquier organismo se resiente", advierte el médico, que ilustra con su experiencia personal la realidad de muchos de sus compañeros: "A mi hijo en cuatro años no le conocí ningún fin de semana".

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Sobre la firma

Reyes Rincón
Redactora que cubre la información del Tribunal Supremo, el CGPJ y otras áreas de la justicia. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora de información local en Sevilla, corresponsal en Granada y se ha ocupado de diversas carteras sociales. Es licenciada en Periodismo y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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