A 25 años de la gran inundación

Izaro tenía dos años el 26 de agosto de 1983, por eso, cuando su madre le habla de las inundaciones, no puede hacerse una idea de la catástrofe. Como ella, una generación de jóvenes bilbaínos ha conocido una ciudad que no ha sido siempre así.

Para recuperar la vivencia de la ciudad que fue barrida por las aguas, el Ayuntamiento ha programado una exposición con motivo del 25 aniversario de las inundaciones, que no sólo pretende homenajear a todos aquellos voluntarios y voluntarias que participaron en la reconstrucción de la Villa, sino que también busca avivar la memoria colectiva de todos los habitantes de Bilbao.

La historia cuenta que, a pesar de que la Aste Nagusia de 1983 se había caracterizado por precipitaciones constantes, nadie podía imaginar la enorme catástrofe que se avecinaba. Tras unas lluvias torrenciales, la Ría se desbordó y la tromba de agua arrastró todo lo que encontró a su paso. La inundación se cobró 34 víctimas y cinco desaparecidos, arrasó 101 municipios vascos y causó pérdidas de más de 200.000 millones de las desaparecidas pesetas. Ahora, a 25 años de la tragedia, la exposición quiere subrayar aquello que tuvo de positivo: las muestras de solidaridad con las personas afectadas y el enorme esfuerzo colectivo que permitió a la capital salir adelante.

"Es imprescindible que nuestra ciudad tome conciencia de su pasado"

La ciudad que resurgió del barro, como se denomina el evento, empezó ayer, durará hasta el 31 de agosto e incluirá proyecciones y conciertos. Una exposición multimedia será el eje del programa. En el mercado del Ensanche reunirá documentos de aquellos días (fotos, vídeos y testimonios) recogidos por los medios y por los propios testigos de la riada. Con estos documentos se busca, además, "localizar a la ciudadanía anónima voluntaria que fue un ejemplo de heroísmo ante la adversidad", señaló ayer Isabel Sánchez Robles, concejal de Turismo y Fiestas, en una rueda de prensa que, no por casualidad, tuvo lugar en un restaurante del Casco Viejo. Y es que en las paredes y columnas de muchos establecimientos de las Siete Calles se pueden ver las marcas del nivel que alcanzó el agua aquel fatídico día, en el que el barrio se vio especialmente perjudicado.

"Es imprescindible que nuestra ciudad tome conciencia de su pasado", aseguró Ibone Bengoetxea, concejal de Cultura y Educación, que cree que las nuevas generaciones deben conocer este hecho tan crucial para la historia de Bilbao.

Dentro del programa de la exposición, el periodista Montxo Urraburu presentará en la biblioteca de Bidebarrieta dos mesas redondas que analizarán lo sucedido aquellos días y el cambio experimentado por la ciudad desde entonces. En la plaza del Teatro Arriaga se proyectarán dos documentos audiovisuales, el programa de EITB producido en 2003 con motivo del vigésimo aniversario y el documental Biohtzez, realizado en 1983 por Pedro Olea. La Plaza Nueva acogerá el concierto del grupo Zubipeko Swing, que se canceló aquella tarde del 26 de agosto.

Además, 15 grandes fotografías colocadas sobre las fachadas de varios edificios del Casco Viejo mostrarán imágenes de la magnitud de las inundaciones y del trabajo realizado por numerosos voluntarios.

Dentro de la exposición multimedia, todos aquellos que lo deseen podrán dejar testimonio de sus vivencias durante las inundaciones en una pequeña sala de grabación que se instalará en el mercado del Ensanche. Estas grabaciones, junto con las fotos, vídeos y demás material, se emplearán para la elaboración de un DVD conmemorativo del evento.

Memoria colectiva para entender el pasado y afrontar el futuro, porque, como dijo Gandhi, "la Historia es el mejor maestro con los discípulos distraídos".