La ONU evacua a todo el personal 'no esencial' por temor a represalias
Diplomáticos y mediadores consideran que ahora es más difícil un acuerdo de paz
La situación sobre el terreno en Darfur es más explosiva que nunca. Y la misión de Naciones Unidas que debe velar para proteger a los civiles tiene ahora además otra tarea prioritaria: protegerse a sí misma. La ONU teme represalias a la decisión de la Corte Penal Internacional por parte de Jartum y de sus temibles aliados en Darfur, llamados yanyauid.
Algunos expertos creen que la orden de detención del presidente sudanés, Omar el Bashir, hace añicos toda posibilidad de paz.
?La situación se ha deteriorado y no nos ha quedado más remedio que elevar el nivel de alarma de la misión, de forma que todo el personal no esencial será recolocado fuera de Darfur?, explica en conversación telefónica Josephine Guerrero, portavoz de la misión de cascos azules en Darfur. El nivel de alarma se ha elevado de 3 a 4 (sobre una escala en la que 5 es el máximo y significa evacuación total). La decisión se tomó el sábado, cuando la decisión de la Corte Penal se daba ya por segura y justo después de un ataque contra la misión de la ONU en el norte de Darfur que causó siete muertos y 22 heridos.
Algunos interpretaron el ataque ya como una advertencia de Jartum, aunque todavía no se ha determinado quién llevó a cabo la emboscada. La misión de la ONU está también en el punto de mira de los múltiples grupos rebeldes, que la consideran incompetente y aliada de Jartum. Y los cascos azules tienen que lidiar con su propia miseria: sólo se han desplegado 9.000 de los 26.000 soldados previstos ?en un territorio tan grande como Francia? y sin el equipo técnico necesario. Los donantes ni siquiera han aportado los helicópteros prometidos, que la propia ONU consideró esencial para hacer frente a la crisis.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, hizo ayer un llamamiento a Jartum a ?seguir cooperando? para garantizar la seguridad de la misión. La paradoja es que Ban debe pedir la protección al presidente El Bashir, al que el fiscal de la Corte Penal Internacional acusa de crímenes terribles.
El deterioro de la situación en Darfur afecta también a la política. Expertos y diplomáticos advierten que la imputación de El Bashir puede tener consecuencias devastadoras para el proceso de paz. El más contundente es Andrew Natsios, que hasta este mismo año fue el delegado especial del presidente de EE UU, George W. Bush, para la crisis de Darfur. Washington es uno de los críticos más acérrimos de Jartum y tiene en vigor sanciones económicas contra el régimen. Pero Natsios advirtió ayer que la decisión del tribunal internacional puede provocar ?un desastre? que lleve al país ?a una situación como la de Somalia?, donde reina el caos.
?[La imputación a El Bashir] hará mucho más difícil ayudar a negociar un acuerdo político?, sostiene Natsios. Fuentes diplomáticas occidentales acreditadas en Jartum coinciden en que los efectos políticos inmediatos para resolver el conflicto pueden ser ?negativos?. ?Los rebeldes se sentirán ahora mucho más legitimados para evitar negociar con un Gobierno acusado de genocidio por un tribunal internacional?, subrayan. También el International Crisis Group, un centro de estudios occidental especializado en conflictos, ponía ayer el acento en las dificultades añadidas que afronta ahora el proceso de paz.
Las guerrillas de Darfur se alzaron en armas contra Jartum en 2003 para exigir autonomía e inversiones. El régimen respondió armando a sus leales, que actuaron con gran brutalidad. Pero los analistas coinciden en que la situación ha cambiado mucho en el último año y medio: Jartum, bajo presión de China, se ha moderado. En cambio, los rebeldes se han fragmentado en al menos 20 grupos y han radicalizado sus posturas ?el grupo hegemónico es ahora el islamista Movimiento por la Justicia y Equidad (JEM, en inglés)? con la esperanza de que la presión internacional acabe provocando la caída del régimen de El Bashir.
Jartum se negó a entregar a La Haya en 2007 a los dos acusados de crímenes contra la humanidad reclamados por la Corte, pero aceptó la misión híbrida de la Unión Africana y Naciones Unidas, que nunca se ha llegado a desplegar del todo, siempre y cuando los cascos azules no fueran occidentales. Y acudió a una conferencia internacional de paz auspiciada por la ONU, que fue boicoteada por los rebeldes. Los guerrilleros, por su parte, se han rearmado y en abril lanzaron una ofensiva que llegó incluso a las puertas de Jartum.
Los diplomáticos están también preocupados por el precario acuerdo de paz entre Jartum y la región autónoma de Sudán del Sur, rica en petróleo y aliada de Occidente. La guerra entre norte y sur causó dos millones de muertos entre 1983 y 2005.
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