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Reportaje:

Ortigueira regresa a la ortodoxia

El festival cierra con 85.000 visitantes su retorno a las músicas más celtas

"En Ortigueira no hay un festival, hay cuatro: sobre el escenario, en la calle, en los bares y en la playa". Francisco Bermúdez conoce bien el festival que ha puesto a esta localidad de la costa coruñesa en el mapa del mundo como la capital del folk atlántico. No en vano es uno de los padres del primer Festival del Mundo Celta, que arrancó tímidamente un 30 de julio de 1978 y que ayer cerró su 30ª edición después de cuatro días de música en directo y 85.000 visitantes que se despiden hasta el próximo verano.

Que Ortigueira sea la cuna del mayor festival gratuito de folk no es casual. La villa arrastra una larga tradición musical forjada durante décadas en sagas familiares. Hijo y nieto de gaiteiros, Xavier Garrote, fundó en 1975 la Escola de Gaitas de Ortigueira y fue el principal impulsor del festival inspirado por un viaje iniciático e intercéltico a Lorient (Francia). Bermúdez cuenta que empezaron como un grupo de amigos melómanos "con la ilusión de copiar en Galicia" un espíritu aferrado a la música de raíz que les había calado hondo. Incluso planearon un festival itinerante por toda la geografía gallega que se quedó anclado en el litoral ortegano y que guardó silencio durante seis años (entre 1988 y 1994) por falta de presupuesto.

"Hay quien quiere buenos conciertos y quien solamente viene a saltar"

"El primer festival costó un millón de pesetas (6.000 euros). Tuvimos que pedir un crédito que Xavier lo avaló con la casa de sus padres y otro con los montes de su abuela", recuerda Bermúdez. "Pusimos bancos y sillas en la agrupación escolar -100 pesetas de pie y 150 sentados. Esperábamos 5.000 personas y llegaron 9.000". Entre aquel primer festival y esta edición del 2008 hay cifras que marcan una ostensible diferencia: 85.000 visitantes, 700.000 euros de presupuesto, siete bandas celtas, siete grupos noveles, dos escenarios y media docena de patrocinadores para 100 horas de música en directo en 25 conciertos con 14 grupos gallegos e internacionales y una extensa nómina de artistas invitados.

El festival se relanzó en el 2000 y creció tanto que amenazó con acallar las gaitas celtistas entre experimentos musicales y fusiones varias. Para frenar esa deriva que disgustaba a los más ortodoxos, la organización colocó el sábado en el escenario principal a dos buques insignia del folk europeo: The Boys of the Laugh (Escocia) y los irlandeses Moving Hearts, que dieron una lección de oficio con un recital preciosista, más bien melancólico y un tanto descafeinado que dejó con ganas de muiñeira a más de un folkie bajo una lluvia tímida e intermitente. "Hay dos tipos de público", resume Fran Rivera, director del Festival, "los que quieren buenos conciertos y los que vienen más bien a saltar. Es difícil contentarlos a todos".

Más movida fue la Noite da Foliada "100% gallega", que el jueves abría el festival como una de las novedades en esta edición. "Funcionó muy bien y se puede repetir, incluso implicar a los locales llevando quintetos por los bares", explica Rivera, que sitúa la edición del 2008 como "la mejor" en programación artística y actividades paralelas. El último festival le ha dejado un cólico de riñón y el acordeón perdido del trío finlandés Värttinä, que extravió sus instrumentos en el puente aéreo y aterrizó justo para actuar sin tan siquiera probar sonido.

Ortigueira se despidió ayer de sus fieles con la propuesta de Uxía Senlle y tonadas tan célebres como Whiskey in the jar de los legendarios The Dubliners, poniendo el broche de oro a una edición que apostó por revivir el espíritu celta de los primeros festivales "en los que nunca hubo una batería". En el escenario, los cinco sexagenarios irlandeses suman más de 300 años y llevan 45 sobre las tablas evocando tristezas emigradas y noches en vela regadas con Guinness. Toman su nombre del libro homónimo de James Joyce y el silbido melancólico que arrancan del whistle les abrió las puertas del mundo como embajadores del folk irlandés. "No suelen actuar en verano, pero tenían especial interés en venir aquí", explica su representante.

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