El enemigo interior
'Satanás', una inmersión colombiana en la microviolencia
El 4 de diciembre de 1986, Campo Elías Delgado, un profesor de inglés y veterano de Vietnam, entró en el restaurante Pozzeto de Bogotá. Acababa de matar a nueve personas, entre ellas a su madre. Cuando terminó la cena completó la masacre asesinando a 20 personas más.
Entre los dos episodios de violencia, Campo Elías intentó ponerse en contacto con un conocido suyo de la universidad, Mario Mendoza, que 15 años después escribió la novela Satanás, para exorcizar la inquietud de que el artífice de la matanza de Pozzeto le hubiera estado buscando. El director colombiano Andrés Baiz (Cali, 1975) decidió basar su ópera prima en este libro porque buscaba una "historia transgresora". Satanás, que se estrena hoy en España, atesora un rosario de premios, entre ellos una mención especial dentro del ciclo Horizontes Latinos en la última edición del Festival de San Sebastián.
"Quería poner al espectador del lado del verdugo", dice el director
En el largometraje, como en la novela, la historia de Eliseo, el personaje basado en Campo Elías, está acompañada por relatos paralelos "basados en muchas historias reales", según el director. Una timadora que intenta escapar de la miseria, un sacerdote atrapado por su vocación pero enamorado, y una madre que actúa como la dueña de la vida y la muerte de sus hijos. Son historias sobre el aislamiento urbano y el fracaso de los personajes en sus intentos de romperlo. Chocan con lo que Andrés Baiz llama microviolencias, "esas pequeñas dosis de agresión, impaciencia, racismo que soportamos en las grandes ciudades".
Baiz pretende explorar la multiplicidad humana, la capacidad de la gente corriente de cometer actos monstruosos: "Todos llevamos un Eliseo dentro. El título no se refiere al Anticristo, sino a Satanás entendido como un adversario interior". Formalmente, su película es "clásica, elegante, casi estática", pero con una violencia psicológica latente. Con la cercanía del asesino, interpretado por el mexicano Damián Alcázar, Baiz pretende "poner al espectador del lado del verdugo".
La intención final del director es mostrar la complejidad de los actos de maldad: "No podemos pensar que Campo Elías era un pobre loco de Vietnam y lavarnos las manos, todos somos responsables de lo que nos sucede a todos".
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