"La directiva europea de retorno de inmigrantes es un avance progresista"
Casi dos horas de entrevista y el presidente no ha bebido ni un sorbo del vaso de agua que tiene delante. Ni se quita la chaqueta, ni se afloja la corbata. Sigue tan en guardia como en el primer minuto. Despejando balones. Seguro de que resistir es convencer.
Pregunta. Usted ha atribuido las críticas a la directiva europea sobre retorno de inmigrantes irregulares a "la ignorancia supina o la demagogia irresponsable". En el Parlamento Europeo, cien diputados socialistas votaron contra esa norma, incluidos algunos compañeros suyos, como José Borrell o Raimon Obiols.
Respuesta. Se puede votar o no la directiva, por supuesto, y es respetable. Lo que yo expresé es que lo que se estaba diciendo sólo podía ser por ignorancia o demagogia, porque la directiva no dice lo que se ha dicho que dice. ¿Y qué dice? Es un primer marco normativo común para la política de retorno [de inmigrantes irregulares a sus países de origen], que no existía, y que producía situaciones como que en nueve países [de la UE] no haya ningún límite de tiempo [al internamiento de indocumentados]. Si ahora tenemos una directiva que lo limita, será un avance en un sentido progresista. Si tenemos garantías jurisdiccionales para la gestión del retorno y la estancia en los centros de internamiento y antes no, [aunque] nosotros [sí] lo teníamos, pues eso significa un avance. Se puede estar de acuerdo o no, pero lo que no se puede decir es que se criminaliza la inmigración o atenta contra los derechos humanos.
"El procedimiento de ratificación de los tratados de la Unión Europea debe ser igual para todos. Si se hace referéndum, que sea en todos los países y el mismo día"
P. El hecho de que, por vez primera, se diga en un texto legal que alguien puede estar detenido hasta 18 meses sin haber cometido ningún delito, ¿no es un desastre para la tradición democrática europea?
R. No es un desastre, es un avance. A mí me hubiera gustado que el límite de tiempo fuera menor, que hubiera más garantías jurisdiccionales, sí, claro, pero no puede decirse que sea un desastre. Al contrario. A quien más ha costado dar apoyo a esta directiva es a los países que han tenido una política de inmigración determinada..., porque a medida que hagamos más política común, la tendencia será [dar] más garantías. ¿Por qué me preocupa lo que se ha dicho? Porque deslegitima, hace daño, y lo que la UE está haciendo es ir ahormando, imponiéndose a los países que hacían [lo que querían] en materia de inmigración, porque era su soberanía y no una política comunitaria. Y no será la última directiva que vaya en favor de una política de inmigración razonable, equilibrada. Habrá más. Creo que los que han estado en una actitud crítica, han equivocado el debate. Hay muchos países que no querían que la UE tomara cartas, porque se abre un asunto de calado, y ahora se está ganando terreno para que se hable de integración y convivencia y por primera vez haya fondos europeos para esto. Cuando comunitarizamos políticas, y mucho más si afectan a derechos individuales, se producen avances.
P. ¿No se está comunitarizando la política de inmigración en un momento en que Europa es de derechas, y eso se refleja en la directiva de retorno o en la que amplía la jornada laboral hasta 65 horas?
R. Conociendo la dinámica europea, entrar en un planteamiento de batalla ideológica no es correcto. La directiva de inmigración es una iniciativa de aquellos que entendemos que la inmigración debe estar ordenada. Por el contrario, la directiva de tiempo de trabajo, que desde luego nosotros no hemos apoyado, responde a un modelo anglosajón de las relaciones laborales que se parece poco al continental. En el ámbito europeo es verdad que se nota el color de los gobiernos... En el debate sobre la subida de los precios del petróleo en el último Consejo Europeo había gobiernos que decían que no se podía hacer nada, ni ayudar a los pescadores ni nada, porque había que dejar que el mercado funcionara libremente. Pero no siempre hay una equivalencia. Grecia tiene un Gobierno conservador y apoyaba las ayudas a la pesca, porque tiene pescadores, claro.
P. Aunque España no aplicará la directiva de retorno, porque su legislación es mucho más avanzada, a usted le tocará explicársela a los líderes latinoamericanos, que están muy irritados con ella.
R. Ya lo hemos hecho. Los secretarios de Estado para Iberoamérica y la Unión Europea se reunieron el martes con los embajadores latinoamericanos, y cuando se les explicó la directiva, pues... calma absoluta. Desde luego, si algún líder latinoamericano me pregunta, se la explicaré y se quedará tranquilo, porque no cambia en nada su régimen jurídico, y allí donde haya ciudadanos latinoamericanos ilegales, y hasta ahora no tuvieran garantías, las van a tener. Lo peor es el vacío legal y el limbo jurídico.
P. La UE no puede mirar para otro lado, como si Irlanda no hubiera rechazado el Tratado de Lisboa en referéndum...
R. Los problemas que ha habido con los referendos [de tratados] radican en una contradicción: si se trata de un texto jurídico para todos los países y ciudadanos, lo normal, si se consulta al pueblo, es que se haga [en todos los países] al mismo tiempo. ¿Por qué? Eso le da solidez, seguridad y europeísmo. Lo anuncié en el último Consejo Europeo: estoy por hacer una propuesta sobre ratificación de los tratados. Me parece elemental. Una de las cuestiones centrales de toda norma es cómo se ratifica.
P. Un procedimiento común para todos los países...
R. Absolutamente. Además, eso sería muy positivo para la idea europea. Cada vez que Europa toma decisiones con sentido europeo, los ciudadanos la apoyan. Lo que está pasando en algunos países es que la oposición utiliza Europa para desgastar al Gobierno. La alternativa es fortalecer a los partidos políticos europeos.
P. ¿Qué espera del cambio de inquilino en la Casa Blanca? ¿Cuál es su pronóstico?
R. Estoy expectante. Va a ser un momento importante. ¿Pronóstico? No debo confundir mi deseo con la realidad, pero he dicho en alguna ocasión que me gusta [Barack] Obama. Vamos a ver qué pasa.
P. ¿Qué significado tiene el nombramiento de Jorge Dezcallar [ex director del servicio secreto CNI con José María Aznar] como embajador en Washington?
R. Es un diplomático con amplia trayectoria, un buen diplomático, que ha servido a este país desde diversas instancias. Creo que debemos tener la cultura de que los diplomáticos sirven a distintos gobiernos. Mi Gobierno tiene embajadores que lo fueron con el Gobierno anterior y que incluso ocupan altos cargos. Creo que eso es un buen síntoma de servicio al Estado. -
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