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Reportaje:

Una muestra de voces prestadas

Karin Dolk refleja en 'Llevo toda mi vida doblando' su visión de las versiones de las películas en otros idiomas

Cuando la artista sueca Karin Dolk se instaló hace tres años en Vitoria comprobó las dificultades de ver películas de cine o series de televisión en versión original. Las voces de los actores de Hollywood desaparecían para hablar en perfecto castellano a través del doblaje. O en euskera, pero casi siempre con una voz prestada. El contraste con su experiencia en los países escandinavos y en Gran Bretaña le impactó y decidió acercarse a la realidad del doblaje. El resultado es la exposición Llevo toda mi vida doblando, que hasta el 12 de julio presenta en BilbaoArte.

"El doblaje crea una metaficción", dice la artista. "Doblar es dar otra voz pero también es actuar; los actores de doblaje siempre aportan algo, pero también se pierde una parte del original. Con la nueva voz se crea una nueva identidad". Los intereses artísticos de Dolk, de 32 años, formada en Bellas Artes en el Chelsea College of Arte, de Londres, siempre han estado conectados con la comunicación y lo cotidiano. Dolk ha completado sus estudios con becas concedidas por el centro cultural Montehermoso, de Vitoria, y BilbaoArte, en la capital vizcaína.

"La vida es una reinterpretación. Doblamos la realidad", dice Dolk

La artista empezó su análisis de lo que ocurría en el doblaje acercandose a los estudios donde se elaboraban las versiones en castellano de las películas, para entrevistarse con los actores y grabar en vídeo sus sesiones de trabajo. Después fotografió las partes del cuerpo que intervienen en el lenguaje no verbal, llevando después las mismas imágenes al papel, en dibujos muy sencillos. El trabajo incluyó la rescritura de un fragmento de El innombrable, de Samuel Beckett, en cuyas palabras Dolk encuentra explicaciones sobre la relación entre las palabras y la identidad de quien las pronuncia. "Soy palabras, mis palabras, sus palabras: las palabras prestadas de otro. Hablo, pregunto, afirmo, paro: mantengo el silencio. Comienzo otra vez; hablo: si no hablo desaparezco", dice el escrito de Dolk.

Llevo toda mi vida doblando está formada por cuatro obras que giran alrededor del proceso de doblaje del que fue testigo. Al entrar, el público se encuentra con una doble proyección de vídeo sobre la pared, en la que se reproducen escenas del proceso de doblaje en los que no aparecen la palabras. Los sonidos guturales que producen los artistas invaden la sala.

La segunda obra es Apropiaciones, serie de fotografías en blanco y negro que recogen los gestos de las manos y otras partes del cuerpo. Es la parte que se dedica al lenguaje gestual.

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Las otras dos obras de la exposición tienen el vídeo como soporte. Not (ai) enfrenta las imágenes de un ojo y una boca rodeadas del sonido de un lamento. Palabras prestadas también utiliza el recurso de la doble imagen. En este caso son dos pantallas de televisión en las que el mismo personaje lee el mismo texto, pero en una pantalla en castellano y en la otra en euskera. Después de reflexionar sobre el fenómeno de las "voces prestadas", Dolk ha llegado a la conclusión de que, como el doblaje, "la vida es una reinterpretación continua", dice. "Doblamos la realidad".

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