Otro Guggenheim antes que la consulta
A tres días del pleno, el sector pactista fuerza la imagen de un PNV pegado a las preocupaciones ciudadanas y proyectos "estratégicos" como un nuevo museo
Sorprendido por la falta de reacción del auditorio y de los periodistas ante el anuncio de un nuevo museo Guggenheim en la reserva de la Biosfera de Urdaibai, el diputado general de Bilbao, José Luis Bilbao, pidió permiso al moderador para coger de nuevo el micrófono. Y, antes de cerrar el desayuno de trabajo en un lujoso hotel de la capital vizcaína, puso en valor su anuncio estrella: la inversión de 100 millones de euros en Urdaibai "para la ampliación del museo Guggenheim no es una broma". Es "una actuación estratégica", subrayó.
El PNV de Vizcaya, liderado por Andoni Ortuzar, conocía desde hacía meses la disposición de la Diputación a destinar esa suma para esta infraestructura museística. Un nuevo polo de atracción económico-cultural en una Euskadi encadenada al monocultivo político de la "normalización y pacificación".
El PNV se mueve al constatar una corriente de fondo por el cambio
De hecho, el mismo cargo público peneuvista que en abril pasado cargó contra el tripartito vasco y apostó abiertamente por un acuerdo transversal entre PNV y PSE-EE, se reservó ayer el anuncio de este proyecto estrella, que aún debe ser estudiado por la Fundación Solomon Guggenheim en Nueva York y que puede estar "maduro en un año", según fuentes peneuvistas, aunque el marco temporal es el 2008-2012.
Un proyecto que estaba incluido en el acuerdo institucional de dinamización de la inversión pública, presentado el pasado viernes por el lehendakari y los tres diputados generales, pero sobre el que no se puso el foco la semana pasada. Justo lo contrario que hizo ayer Bilbao en el Fórum Nueva Economía.
Y pareció muy significativo que a cuatro días del pleno sobre el proyecto de ley de Consulta, Bilbao realizara una intervención netamente económica. El propio diputado general recalcó que las inversiones detalladas ayer -1.600 millones de euros- no fueron una "ocurrencia", ni una "operación de imagen". Lo que también queda claro, según la interpretación de fuentes consultadas por EL PAÍS y ex consejeros peneuvistas del Gobierno, es que el PNV, o al menos su versión más pactista, está necesitado de poner el foco en las preocupaciones reales de la sociedad.
Un ex alto cargo jeltzale admitió que el PNV está obligado a reaccionar ante una "corriente de fondo" de cambio por el agotamiento de un ciclo de la que se pueden beneficiar los socialistas vascos en las próximas elecciones vascas. Ahí entrarían proyectos de rearme ideológico como el Think Gaur Euskadi 2020 o la batería de inversiones en todos los ámbitos imaginables. Y el Guggenheim, tocado ahora por el desfalco del ex director de Finanzas Roberto Cearsolo, fue el proyecto estrella que puso en los 90 a Bilbao en el mundo. Entonces sí con el Gobierno vasco, institución que ayer, por boca de su portavoz, apenas se dio por aludido. Miren Azkarate simplemente dijo que era un proyecto de la Diputación, abierto "a la participación o no" de otras instituciones.
Tal vez por eso, el mismo Bilbao que dio por caducado como el yogurt el tripartito o que trazó el camino de las futuras alianzas con el PSE, ayer prefirió desenfocar el tema de la consulta y del pleno del viernes con un argumento clave: "La gente no está hablando a todas horas de esto en la calle (...) tiene otro tipo de preocupaciones". Bilbao estará el viernes en el pleno, pero él y su partido ya está poniendo las bases para que la reflexión interna y las iniciativas institucionales permitan al PNV a mantenerse cuatro años más en Ajuria Enea.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.