La ruina del combustible

Hace un par de semanas llegó al buzón el recibo con los gastos de comunidad del mes de junio. La factura vino acompañada de un incremento del 20%, atribuido al alza en el precio del petróleo. Es la primera vez que me sucede en cinco años. De este modo, muchos de mis vecinos saben ya adónde irá a parar la ayuda en efectivo que la Casa Blanca les está dando para afrontar la crisis con dignidad.

Los días en que se pagaban 1,5 dólares por galón de gasolina (3,8 litros) pasaron a la historia. Ahora son 5 dólares a pie de manguera. No está aún al nivel de España, pero los estadounidenses lo sienten y están preocupados, hasta el punto de que muchos han tenido que cambiar sus hábitos en el uso del transporte y a dejar sus amados coches aparcados en el garaje para utilizar más el autobús, el metro o los trenes de cercanías para ir al trabajo.

La factura de gasolina del Ayuntamiento sube un 36%

Los neoyorquinos usan más el metro, el autobús y los trenes de cercanías

Los coches patrulla gastarán 28 millones de dólares en 2009

Y en una ciudad de la dimensión de Nueva York, su alcalde, Michael Bloomberg, echa también mano de la calculadora. "Claramente vamos a tener un problema", espeta el magnate al ver la que se le viene encima al presupuesto por lo que le costará al Ayuntamiento llenar este año y el que viene el depósito de los coches patrulla de la policía y los camiones de bomberos y de basura.

Los azules, como se conoce al Cuerpo de Policía de la ciudad de los rascacielos, gastarán 28 millones de dólares en 2009 para alimentar los motores de sus coches, casi 7 millones más de lo que se espera para este año. La factura de combustible del parque de bomberos subirá en el mismo periodo de 7,3 millones a 10 millones. Y la vieja y ruidosa flota de recogida de basuras sufrirá un alza de casi 10 millones, hasta los 35,7 millones.

El año pasado, el Gobierno de la Gran Manzana se gastó 76 millones de dólares en llenar los depósitos de los vehículos públicos, incluido el servicio gratuito de ferry que une la isla de Manhattan con el distrito de Staten Island. Este año, la factura subirá un 36%, hasta los 103,7 millones. El problema no se queda ahí, y esa cantidad se multiplicará por dos al calentar los colegios y edificios públicos durante el invierno, cuya factura se estima subirá un 40%.

Y en tiempos difíciles, medidas controvertidas. Hay poco que pueda hacer la ciudad para contener el incremento en los costes derivados del alza de combustible a corto plazo. La Administración que encabeza Bloomberg está contemplando la posibilidad de poner fin a las devoluciones del impuesto de la propiedad que desde hace años daba a los residentes como una vía para tapar los agujeros en el presupuesto local.

Los neoyorquinos no ocultan su decepción, y recuerdan al alcalde las dificultades que tienen para llegar a final de mes. Con la vista puesta en el futuro, el equipo de desarrollo urbano y sostenibilidad de Nueva York está diseñando una serie de recomendaciones para reducir a largo plazo el consumo de energía, utilizando más vehículos públicos híbridos y dando ayudas a la remodelación de los edificios energéticamente menos eficientes. -