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Reportaje:DE PASEO CON... Juan López de Uralde | Fin de semana

Por el verde del Monte Urgull, conspirando a favor del planeta

Si hay contradicciones entre el comportamiento de Juan López de Uralde y su discurso como director de Greenpeace España, no es fácil descubrirlas a primera vista. No tiene coche, ni viste con marcas caras. López de Uralde impone, cuando menos, cierta conciencia ecológica en su interlocutor, que se siente incapaz de tirar las colillas de cigarrillo al suelo a lo largo de un paseo que discurre por la Donostia natal del entrevistado, que reside en Madrid.

"Sonará a tópico, pero esta ciudad es especial; por mucho que viaje sigo pensando lo mismo", explica mientras observa con nostalgia el puerto deportivo, donde antes estaba la antigua lonja de la capital. "Se ha convertido en un puerto de postal", lamenta con esa añoranza de las cosas de antaño que a veces impregna el mensaje ecologista.

Se muestra pragmático en su discurso: para él no está en juego solamente el destino del planeta, sino sobre todo el del ecosistema que permite subsistir al hombre y su historia. "Seamos realistas, la vida seguiría sin nosotros. Tenemos que dejar que cargarnos el planeta por nuestra propia supervivencia, aunque la naturaleza ya tiene un valor en sí misma", afirma mientras convence al profano de las bondades de su rincón favorito del Monte Urgull, el Cementerio de los Ingleses. "Aquí, de pequeño jugábamos al escondite. Alguien pateaba una lata y en cuanto la oía caer al suelo empezaba a buscar a los demás. Alguna se nos habrá quedado perdida por ahí", comenta mientras se maravilla ante el verde de este enclave que aloja las tumbas de algunos oficiales y soldados de la Legión Auxiliar Británica caídos en suelo guipuzcoano durante la primera guerra carlista.

Le encanta su trabajo. Disfruta con cada pequeña conspiración. En medio del paseo, recibe un mensaje: "Estás volviendo loco a José Manuel [Entrecanales]. Ha recibido mil e-mails. Creo que hemos tumbado el servidor. Un abrazo", le cuenta uno de los suyos sobre una campaña contra la eléctrica Endesa. Recuerda hasta la banda sonora de su primera acción con Greenpeace -"creo que eran los Talking Heads". Corría el año 1987, y se había desplazado hasta Inglaterra para abordar un barco incinerador en el mar del Norte, que también operaba en el Cantábrico. Terminó en el agua, tiritando de frío, con su imagen saliendo en todos los telediarios y consiguiendo que el Gobierno español retirara la licencia al navío. Se podría decir que ahí probó la sangre: "Experimenté que se podían cambiar las cosas, que nuestra batalla no tenía por qué ser testimonial".

¿Qué tal anda Euskadi de conciencia ambiental? "Hay más que en otros sitios, las tasas de reciclaje son superiores a las del resto del Estado, por eso creemos que se puede hacer más", apunta con ese afán de tirar siempre de la cuerda, por si el poder afloja y concede. Mientras degusta un suculento pinxto en uno de los múltiples locales de la calle 31 de Agosto, se lamenta del cese de la antigua responsable de Medio Ambiente del Gobierno central, Cristina Narbona. "La ministra actual [Elena Espinosa] no tiene ninguna conciencia ambiental", sentencia.

No niega que hay cierta "subjetividad" en los planteamientos de su organización, que tiene más de 100.000 socios en toda España, pero replica que la enseña verde sobrepone el rigor a la militancia: "Lo único que tenemos es nuestra credibilidad, por eso cuando Greenpeace dice que hay una fuga en la central nuclear de Ascó, la gente nos escucha".

Guía para un plan

- Recorrido: El paseo gira en torno al privilegiado enclave del Monte Urgull en San Sebastián. La caminata empieza en el puerto, recorriendo después el Paseo de los Curas y el Paseo Nuevo, con paradas incluidas para admirar las vistas. De ahí, toca andar cuesta arriba hasta el Cementerio de los Ingleses, donde están enterrados los miembros de la Legión Auxiliar británica caídos en la primera guerra carlista. Si el hambre acecha después de la caminata, lo mejor es aterrizar en la Parte Vieja de la ciudad, bajando por detrás de la basílica de Santa María del Coro.

- Comer: El pintxo manda. DestacaN La Viña (31 de Agosto 3; 943 427 495) y el Gambara (en el número 5 de la misma calle; 943 421 875). También merece la pena desviarse un poco hasta el Rojo y Negro (San Marcial, 52; 943 431 861). López de Uralde recomienda el foie Idiazabal.

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