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La primera gran protesta por la crisis

La petroquímica de Tarragona entra en un momento crítico

Las industrias reducen la producción para evitar entrar en parada

Las industrias del polígono petroquímico de Tarragona, que es el más importante del sur de Europa y, entre otros productos, genera el 70% del plástico que se consume en España, han llegado a un punto crítico. De persistir la huelga del transporte, para algunas de las 25 industrias de la Asociación Empresarial Química de Tarragona (AEQT) podría ser "irremediable" entrar en parada este fin de semana.

El paro no tiene, por el momento, repercusión en las centrales nucleares
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La operación de parada y puesta en funcionamiento supone un elevado coste económico para este tipo de empresas. Para tratar de evitarlo, han ido reduciendo en los últimos días la producción hasta el 50% y algunas podrían tener que seguir reduciéndola el 25% más, en función de su capacidad de almacenaje.

Hasta ahora, el paro de los camioneros no había afectado a la producción porque las industrias del polígono petroquímico reciben su materia prima desde la refinería a través de tuberías y antes de comenzar la huelga habían expendido el producto para vaciar al máximo sus almacenes y dejar espacio suficiente para el que preveían que se iba a acumular. Sin embargo, la huelga se prolonga más de lo previsto y el espacio libre se está acabando.

El polígono petroquímico de Tarragona genera 10.000 empleos directos. Anualmente produce 20 millones de toneladas de materias primas para la fabricación de plásticos, lo que supone unas 55.000 toneladas diarias.

El corazón de este entramado es la refinería de Repsol, casi una ciudad de hierro en la que trabajan 1.500 personas, que está viendo como se acumulan residuos en los contenedores, tanto de la propia actividad de la refinería como de tipo doméstico: 300 empleados comen diariamente en el complejo. Dentro de un par de días podrían faltar materias auxiliares, lo que obligaría a apagar los circuitos, según fuentes de la empresa. También escasean la sosa y la cal para el tratamiento de los 24.000 metros cúbicos de agua que la refinería consume a diario.

El crudo llega a través de un oleoducto desde el puerto hasta la refinería, donde se transforma en nafta para gasolina y gases, fundamentalmente propileno y etileno. Este último es el más utilizado por las industrias del polígono, que lo reciben a través de una red de tuberías para transformarlo en materia prima para fabricar productos de plástico. Es esta materia la que se está acumulando en los almacenes, los que, de agotarse la capacidad de éstos, obligaría a reducir la producción.

En una situación de normalidad, entran y salen de industrias como Dow Chemical o Repsol Química, dos de las integradas en la asociación, entre 200 y 300 camiones diarios con granza (un granulado para fabricar los productos finales de plástico), que se transporta por carretera a las distintas empresas que constituyen el último eslabón de la cadena de producción, las cuales también se verán afectadas si persiste el paro.

En cambio, por el momento la huelga no tiene ninguna repercusión en la actividad diaria de las centrales nucleares de Ascó y Vandellòs, según asegura Eugeni Vives, portavoz de la empresa que las gestiona. Vives indica que las plantas atómicas tienen provisión de los productos que consumen para hacer frente a sus necesidades por un periodo de hasta dos semanas.

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