_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pasto de buitres

Los buitres que vuelan formando círculos sobre los tejados y las terrazas, las cúpulas y los pináculos de Madrid no son criaturas metafóricas sino animales de carne y hueso, plumas y garras, aves carroñeras que dejaron sus montaraces nidos atraídas por el olor a podrido que despide la ciudad. Los pútridos efluvios de los cadáveres semiprivatizados de forma fraudulenta impregnan la atmósfera y los buitres leonados acechan desde sus apostaderos instalados en los rascacielos, pero no hay nada que rascar, el muerto de Funespaña ha prescrito y está momificado, envuelto en 15 años de legajos. La condena simbólica del veterano ex concejal, Luis María Huete, que fuera alcalde de Madrid durante un breve periodo de interinidad, por prevaricación, ha sellado la urna funeraria de momento. La sentencia absolvió al resto de los implicados, ex concejales, asesores y empresarios que beneficiaron o fueron beneficiarios, o ambas cosas, de la gran faena, que se realizó bajo el mandato del piadoso y melifluo alcalde Álvarez del Manzano que vio los toros desde la barrera; los espadas de la cuadrilla eran sus tres concejales, Huete, Viñals y Moreno que abusaron del engaño y metieron el pico de la muleta. Para Álvarez del Manzano todo quedó en un susto, menor que el de la corrida del Aniversario.

Una pareja de halcones ha hecho nido en el Faro de la Moncloa, dándole una utilidad al invento

Reconoce el tribunal que hubo malversación de fondos públicos, maquinación para alterar el precio de las cosas, falsedad documental y tráfico de influencias, pero entre los imputados, impunes por la prescripción, el fallo absolutorio del tribunal equivale a una exoneración total de la culpa, delinquieron pero fuera de plazo, están a salvo, sin pena pero sin gloria, culpables a título póstumo por mucho que se empeñen en sus declaraciones de inocencia: "Después de 16 años de calumnias e injurias..., hoy mis hijos y nietos pueden decir que tienen un padre y un abuelo honesto", declaraba hace unos días Simón Viñals, ex concejal de Sanidad y ex presidente de la funeraria municipal, uno de los hombres honestos que vendió el 49% de los cadáveres madrileños por 100 pesetas.

El Ayuntamiento perdía dinero con la funeraria pese a actuar en régimen de monopolio, la nueva empresa, a la que le fue condonada una deuda de 2.274 millones de pesetas para salvarla de la quiebra, no tardaría en remontar el vuelo y convertirse en un negocio pingüe gracias a la iniciativa privada que diseñó un entramado de empresas ficticias, se supone que con muertos virtuales, en Holanda, para controlar el consorcio y defraudar a la Hacienda pública. Los prescritos, ex proscritos, siguen al frente de la casa mortuoria municipal, demostrando, día a día una tesis que la presidenta Aguirre, ex concejal, manzanista, aplica hoy en su quehacer diario: las empresas privadas siempre son más rentables entre otras cosas porque pueden permitirse imaginativas arquitecturas financieras a la medida y sin cortarse. Una empresa pública no podría crear un entramado de empresas ficticias en paraísos fiscales con tanta impunidad y alegría como la funesta Funespaña

Los buitres leonados planean sobre la ciudad y sus entornos a la espera de levantar otros muertos saludables. Un ejemplar de esta especie se posó hace unos días sobre el tejado de un chalé adosado de Majadahonda y su propietario pensó que se trataba de su hipoteca al acecho. Los buitres bajan a la ciudad porque ya no se dejan las carroñas al aire libre y los roedores han dejado los bosques y es posible que también se hayan instalado en la ciudad donde hay más que roer. Los ciudadanos huyen al campo y ahuyentan a las rapaces y las rapaces migran a las ciudades.

Hace años se supo de un halcón domiciliado en la terraza de una torre bancaria y se apuntó que era alimentado por los miembros del consejo de administración, fascinados por su eficacia en la captura y destripamiento de palomas. Sin embargo, y según los últimos informes ecológicos, los búhos reales, fieles a la sabiduría que simbolizan prefieren anidar en la Ciudad Universitaria.

Una pareja de halcones ha hecho nido en el Faro de la Moncloa dándole por fin una utilidad al invento y se han detectado en las proximidades de la urbe otras rapaces sujetas a protección como cernícalos, halcones peregrinos, buitres negros y águilas perdiceras, reales e imperiales. Los ecologistas dicen que estas aves llegan a las ciudades expulsadas por otras especies más dominantes, probablemente bípedos implumes e impunes.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_