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Vitoria quiere recobrar para la ciudad uno de sus mejores palacios

Los herederos dirimen con la Iglesia la propiedad del Escoriaza-Esquível

El Ayuntamiento de Vitoria va a analizar, a través de su Agencia de Renovación Urbana (ARU), la expropiación urgente del palacio de Escoriaza-Esquível, en el casco viejo de la ciudad. Este edificio monumental se halla en ruinas ante la desidia de sus dueños, inmersos en un proceso judicial por los derechos de propiedad, desde que el anterior alcalde, el popular Alfonso Alonso, anunciase su compra por más de dos millones de euros en 2006. El nuevo gerente de la agencia, Gonzalo Arroita, anunció ayer que el informe jurídico que respalde la expropiación se hallará redactado en 15 días.

"No sólo tenemos el derecho; también la obligación de actuar en este inmueble porque su pésimo estado y porque, desde el punto de vista del interés general, se trata de un lugar de alto valor estratégico", comentó Arroita tras la reunión del consejo de la agencia. El informe jurídico se presentará a todos los partidos para su estudio y se espera tomar una decisión en la próximo reunión de la ARU.

Arroita también anunció ayer el cambio de denominación y logotipo de la agencia, en consonancia con la nueva línea de trabajo que quiere imprimir al organismo encargado de renovar el casco medieval de Vitoria. Y el palacio de Escoriaza-Esquível resulta clave en esta renovación. Sito en lo alto de la almendra que configura el barrio antiguo, está considerado una de las referencias de la arquitectura civil del Renacimiento en el País Vasco. Hasta no hace mucho, fue sede de la sección alavesa de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, su claustro (de acústica impecable) acogía conciertos de música antigua y en los últimos años ha sido utilizado como sede para la visita a los Reyes Magos el 5 de enero.

Desde 2002, cuando Alonso pidió por vez primera desde la alcaldía a los dueños del inmueble que lo restaurasen, hasta hoy, el palacio ha vivido la caída en picado habitual en la decadencia de ciertas familias aristocráticas. El palacio perteneció durante siglos, desde su construcción en 1541, a la poderosa estirpe que le da nombre, hasta que lo adquirió en 1852 el sacerdote Domingo Ambrosio de Aguirre con el propósito de convertirlo en un centro de educación de curas, para lo que fundó el Seminario Eclesiástico de Aguirre.

Aunque se levantó el nuevo seminario, el palacio se ha mantenido bajo la propiedad de esa entidad fundada por el padre Aguirre. Los herederos de este sacerdote, hijos y nietos de sus hermanas, aducen que el palacio no se destina a tareas docentes, finalidad para la que lo había comprado su pariente, con lo que ya ha dejado de ser propiedad de la Iglesia. El asunto llegó el año pasado a los tribunales. No en vano, la última valoración del Escoriaza-Esquível superaba los dos millones de euros. La Iglesia recurrió la pretensión de los herederos civiles.

"La ciudad no puede esperar a la decisión de la Justicia. De ahí la necesidad urgente de la expropiación. El dinero en el que se tase el palacio permanecerá en depósito a la espera de que se dirima el conflicto y lo cobre la parte ganadora en el litigio", concluyó ayer Gonzalo Arroita.

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Desde el siglo XVI

Fernando López de Escoriaza, médico de los reyes de Inglaterra Enrique VIII y Catalina de Aragón, construye el edificio, junto a su esposa, Victoria de Anda y Esquível, entre 1530 y 1541. En su exterior llama la atención la gran cadena que, como cornisa, circunda el volumen, y la portada con relieves. En el interior, el impresionante patio.

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