Lo baila el Cervantes, lo baila TVE con el dinero de todos
La promoción del 'frikismo' por parte de la televisión pública abre el debate sobre los contenidos de calidad que se esperan de un ente financiado por el Estado
Ni friki, ni bródel, ni brikindans aparecen en el diccionario de la Real Academia. Pero se han convertido en palabras que recorren toda Europa en nombre del español. Forman parte de la letra de la canción El chiki chiki que abandera Televisión Española en el Festival de Eurovisión. Su intérprete, el estrambótico Rodolfo Chikilicuatre, ha sido, además, apoyado y promocionado nada menos que por el Instituto Cervantes. ¿Es así como velan dos instituciones pagadas con dinero público por la cultura y la lengua española?
Chikilicuatre defiende hoy en Belgrado la candidatura española con una canción de deliberado mal gusto ("lo baila mi mulata con las bragas en la mano", repite la estrofa) que reproduce de forma satírica el estilo hortera de hace medio siglo. Un personaje identificado popularmente como un friki.
TVE asegura que el respaldo es el mismo que el prestado en años anteriores
Chikilicuatre es un producto de laboratorio que mueve mucho dinero
La cadena intenta activar un festival que tuvo 12 millones de espectadores
Eurovisión está devaluado en unos países y muy valorado en otros
"La rareza vende, y siempre ha vendido", sostiene Román Gubern
Italia se ha borrado de Eurovisión por falta de apoyo de la RAI
La palabra ha sido importada de forma libre del término inglés freak, que significa "rareza, anormal, monstruo, fanático, loco, bicho raro". Sin embargo, la cultura popular ha dado la vuelta al término para transformarlo en algo atractivo, divertido y, sobre todo, algo que vende. A esta venta se han enganchado todos. La primera, RTVE. Con su enorme poderío mediático, la televisión estatal lleva semanas promocionando, fuera y dentro de España, un producto nacido en una emisora de la competencia. Chikilicuatre es un fenómeno fabricado en el laboratorio de El Terrat. La productora socia de La Sexta retó desde su antena a los espectadores a apoyar con sus votos la candidatura de un friki en representación de TVE.
Detrás de esta apuesta hay una operación de marketing de enorme calado. Chikilicuatre, personaje que encarna un actor de segunda fila curtido en los platos de El Terrat, se han convertido en sí mismo en una industria (tal vez efímera). Bajo esta marca se comercializan politonos y juegos en los móviles, peluches, cromos y discos. Incluso la ONCE lo ha contratado para promocionar su última campaña publicitaria. Los suculentos ingresos se los reparten TVE y La Sexta.
"La rareza vende y siempre ha vendido", sostiene Roman Gubern, catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad Autónoma de Barcelona, que cuestiona el papel de las entidades públicas a la hora de apostar por determinados contenidos. "Que instituciones culturales como el Instituto Cervantes y TVE promuevan a este personaje es algo muy cuestionable e impactante. Es una horterada suprema elevada al cubo, lo que evidentemente, llama la atención del público". Este experto considera que "las instituciones culturales serias instrumentalizan el sensacionalismo extremo cuando no deberían entrar al trapo. Todavía en algunos ámbitos hay medios de comunicación que distinguen entre alta cultura y baja cultura".
Una opinión parecida tiene Agustín García Matilla, catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad de Valladolid: "El frikismo no es un fenómeno nuevo. La dictadura vendió una España de pandereta salpicada de personajes que representaban lo peor de lo rancio. Eso divertía mucho. Era el famoso pan y circo. Una forma de divertimento para que la gente no se planteara otras cosas".
Rentabilizar al máximo el negocio es el objetivo de cualquier televisión privada. Pero ¿debe ser éste también el fin de una televisión pública? Teóricamente, las cadenas que dependen del Estado, de las comunidades autónomas o de las administraciones locales tienen una misión de servicio público que cumplir. Por eso reciben subvenciones. Pero a veces la línea que separa los contenidos de unas y otras es tan fina que parece invisible.
Para el vicerrector de Relaciones Internacionales y profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, Alfonso Sánchez-Tabernero, la principal función de los medios públicos es "configurar un estándar que influya en las demás ofertas del mercado". "Los gustos de los ciudadanos están condicionados por lo que ven, escuchan y leen y los medios públicos pueden ser más experimentales e innovadores y favorecer el crecimiento intelectual de los espectadores". Pero Sánchez-Tabernero alerta sobre el efecto mimético que existe entre los canales públicos y privados y su obsesión, compartida, por la audiencia. Pero la televisión pública "no debe perder de vista que su razón de ser consiste en corregir -y no en amplificar- los errores del mercado".
La visita de Chikilicuatre esta semana a la sede del Cervantes en Belgrado ha amplificado fuera de España la polémica sobre el apoyo de los organismos públicos a esta candidatura. Roman Gubern, que fue director del Instituto Cervantes en Roma en 1994 y 1995, critica la iniciativa de esta institución. "Que lo apoye TVE me parece mal pero menos grave. Está más maleada y dirigida a una cultura de masas. Pero que lo haga el Cervantes, que nace como una institución académica que debe tener un rigor intelectual, es un mal ejemplo. Yo en Roma no lo hubiera programado; me hubiera negado".
TVE calificó esta visita en un comunicado como una "clase magistral" y añadió: "La curiosidad más importante era descifrar el significado real de la expresión Perrea, Perrea, que da inicio la canción. El cantante les ha contado que "depende del lugar del mundo". "En España se utiliza para decir 'llevo todo el día perreando', haciendo el vago. Pero también se utiliza como fiestear. Es el sentido en el que nosotros la utilizamos. Perrear es una invitación a la fiesta".
El Instituto Cervantes, presidido por la ex directora general de RTVE Carmen Caffarel, tiene como principal objetivo la promoción y la enseñanza de la lengua española y la difusión de la cultura española e hispanoamericana. Organiza cursos de lengua española y de lenguas cooficiale, apoya la labor de los hispanistas, y participa en programas de difusión del idioma.
Juan Elorriaga, director del Cervantes en Belgrado, explica que la embajada española le llamó tres semanas antes para comunicarle que Chikilicuatre había manifestado su interés por acudir a la sede y se queja del lío que se ha montado por esta visita. "El Instituto Cervantes funciona en dos andenes: uno es la promoción de la cultura española y otro la lengua. La visita no ha tenido ningún carácter de manifestación cultural y este personaje no ha ofrecido una lección magistral. El encuentro fue totalmente informal. Nosotros tenemos claro que el 95% de nuestros estudiantes son jóvenes que están entusiasmados porque llega el festival a Serbia. Y en Serbia, España es muy popular. Los estudiantes están muy interesados en ver al representante español, sea el que sea. Será más o menos afortunado, pero es el candidato de España".
En la misma línea se manifiesta la directora de Programas de TVE, Eva Cebrián. "Chikilicuatre representa a España y el trato y el apoyo de TVE son los mismos que los que ha prestado a los representantes de cualquier otra edición". Recuerda que fue elegido mediante televoto, mensajes SMS y a través de MySpace. "Después de este proceso asumimos a todos los efectos que es el representante de TVE. No entramos a considerar la idoneidad del candidato, sino simplemente que lo es". Cebrián considera que Chikilicuatre se ha convertido en un fenómeno social que trasciende el festival y que ha conseguido reavivar el interés de este certamen en España.
Para unos Eurovisión es un festival decadente, que ha ido perdiendo interés y calidad artística año tras año. En España, Operación Triunfo, el concurso-escuela creado en 2002 para seleccionar al candidato de TVE fue una bombona de oxígeno para la imagen del eurofestival en España. Aquella experiencia reactivó las audiencias de forma meteórica. Pasó de 5,6 millones a 12,7 en un año. Algo insólito. Pasada la euforia de O T, el festival decayó nuevamente. El año pasado apenas congregó a 3,3 millones de espectadores.
Para los países más jóvenes de Europa, este certamen sigue siendo algo respetado. Presentan cantantes profesionales y ganar el concurso es importante para la imagen del país. Otros, como Irlanda, lo viven de manera más informal. Este año, por ejemplo, ha enviado a un pavo de trapo. Y hay incluso países, como Italia, que se ha retirado de Eurovisión por la falta interés de la cadena pública, la RAI.
Sin embargo, la visita de los candidatos tiene una parte institucional. Juan Elorriaga recuerda que Chikilicuatre ha estado también en la embajada española en Belgrado, donde se le dedicó una cena a la que asistió "con disfraz y sin disfraz". TVE realizó desde la sede diplomática una emisión sobre el periplo del representante español en Serbia. Eva Cebrián apunta que es tradición que las embajadas reciban a los españoles que acuden a un país para determinados eventos y asegura que en Serbia se ha seguido la misma práctica que en otros países que han acogido el festival.
Chikilicuatre no es el primer embajador de RTVE en los eurofestivales que provoca polémica. García Matilla recuerda que la televisión ha creado sus propios fenómenos, algunos de ellos perniciosos para el público, y especialmente para los menores. Y cita como ejemplo el "antes muerta que sencilla", el himno de los niños españoles que popularizó la niña María Isabel con su participación en la versión infantil de Eurovisión.
Este experto afirma que la televisión pública debería tener "una actitud modélica" frente a los operadores comerciales. "No se le pueden pedir informativos objetivos, plurales y rigurosos y en paralelo hacer otrotipo de contenidos con los mismos estereotipos que las privadas". En su opinión, la televisión debe transmitir normas, valores y conceptos y "no todo vale en una televisión pública".
Al menos, no todo está avalado. El Mandato Marco de RTVE, aprobado por las Cortes en diciembre de 2007, delimita claramente su función de servicio público esencial: "La producción, edición y difusión de un conjunto de canales de radio, televisión y medios interactivos e Internet con contenidos de calidad [el subrayado aparece en el texto publicado en el Boletín Oficial de las Cortes Generales] diversos y equilibrados para todo tipo de público, cubriendo todos los géneros y destinados a satisfacer necesidades de información, cultura, educación y entretenimiento de la sociedad española reflejando su identidad y diversidad cultural, lingüística promoviendo el pluralismo y la participación".
En los últimos años, la principal preocupación de RTVE era su estado financiero. Diseñar un plan de viabilidad y buscar fórmulas para atajar la gigantesca deuda acumulada de casi 8.000 millones de euros fue durante varias legislaturas el dolor de cabeza de los gestores del Ente Público. Con la nueva ley de RTVE, aprobada hace dos años, la cuestión financiera está resuelta: el Gobierno aporta los fondos que sean necesarios para que RTVE cumpla su función de servicio público. De las arcas estatales saldrán este año 500 millones de euros.
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