La UPV busca un nombre de consenso
Los principales grupos de poder tantean la posibilidad de montar una única candidatura - La universidad se muestra expectante ante la inédita interinidad
"Se abre una oportunidad para generar una mayoría plural", declaraba anteayer el sindicato CCOO después de que se conociese la clara derrota electoral del hasta ahora rector de la Universidad del País Vasco (UPV), Juan Ignacio Pérez. Apenas unas horas después, miembros de los diversos sectores de poder de la universidad pública confirmaron a EL PAÍS que ya están en marcha movimientos, por ahora iniciales, para tratar de consolidar de cara a los nuevos comicios que tardarán no menos de seis meses una candidatura de consenso. La lista debe aglutinar a la central mayoritaria, a las familias de los principales centros y al sector que intentó presentar una candidatura encabezada por el ex decano de Ciencia y Tecnología, Juan Ramón González Velasco.
El equipo de Pérez no precisa cómo quiere gestionar la institución
"Defenderemos la innovación, la autonomía y una buena gestión. Hemos de ser cautos y llegar a acuerdos internos. Pero sí: hay contactos con los del manifiesto por el no", señala un decano de ese grupo, aludiendo a la carta que difundieron 13 catedráticos cercanos a CCOO pidiendo el rechazo en las urnas a Pérez. Felipe Serrano, catedrático de Economía y uno de los signatarios de la misma, confirma el acuerdo entre los 13 para presentar un nombre: "Es un ejercicio de responsabilidad".
Pérez fue proclamado rector hace cuatro años en unas elecciones a las que se presentaron cuatro candidaturas de perfiles similares. "No ganó; perdimos el resto por separanos", dice Serrano.
José María Salbidegoitia, uno de los portavoces de CCOO en la institución académica, destacó que esas corrientes superaron recientemente sus diferencias. ¿Entonces, por qué no se presentaron esta vez? Diversos sectores universitarios sospechan de una estrategia para echar primero al rival fuerte que representaba Pérez. "Es mentira. Influyeron razones personales de los candidatos potenciales", zanja Serrano. "El acuerdo llegó tarde, cuando las elecciones generales [del pasado 9-M] revelaron que EA podía dejar de ocupar Educación. Nadie estaba dispuesto a ser rector con esa consejería", añade el sindicalista.
La derrota de Pérez enseña dos lecciones fundamentales a futuros candidatos: la pluralidad es necesaria y un buen programa no resulta suficiente si falta el apoyo de los grupos de presión - el actual rector se quedó sin respaldo sindical y enfadó a Sarriko y Ciencias, facultades afectadas por la asignación de los complemetos salariales-.
"Representar sólo a CCOO sería caer en el error de Pérez", opina Antonio Rivera, parlamentario del PSE, catedrático de peso en el campus de Álava y que figura entre aquellos a quienes los promotores de la iniciativa quieren atraer a sus filas. Los firmantes de la carta representan a centros clave como Medicina, Ciencias Sociales, Ciencia y Tecnología y Sarriko. Sumar a Ingeniería de San Mamés será fundamental, dice Salbidegoitia.
Esta candidatura se enfrentaría a Antonio Vera, catedrático de Álgebra que no logró desafiar a Pérez y que ya ha anunciado que volverá a intentar presentarse. Es previsible que el sector abertzale busque también a su propio candidato.
"Expectación" es la palabra con que la mayoría de la docena de profesores consultados definen el ambiente que ayer se vivía en la UPV. El equipo rectoral, abatido, no ha querido precisar cómo piensa gestionar la institución en funciones. La plantilla confía en que la actividad cotidiana no resulte afectada. "Hay ambiente de pasillos, mucho cotilleo, pero no preocupación", señala una profesora de Comunicación Audiovisual. "No se teme una situación de caos. Las facultades funcionarán bien", coincide un vicedecano.
Los estudiantes han reaccionado impasibles. "Algunos de mi clase ni se enteraron de que había elecciones, y otros ni siquiera conocían a Pérez", afirma una alumna de Sociología.
LOS ASUNTOS PENDIENTES DE PÉREZ Bolonia e infraestructuras
La incertidumbre de enfrentar una situación de interinidad inédita en la UPV ha abierto un debate entre la comunidad universitaria sobre qué proyectos puestos en marcha por Juan Ignacio Pérez durante su mandato se realizarán y cuáles se paralizarán. Del programa electoral que presentó, muchas iniciativas se aplicarán porque han sido aprobadas por el Consejo de Gobierno, como el catálogo de posgrados, las ayudas para el personal investigador o las partidas para equipamientos científicos.
La duda se presenta con los proyectos más ambiciosos y con aquéllos que explican el batacazo electoral de Pérez. Por un lado, fuentes del equipo rectoral advierten de que será muy complejo gestionar en funciones un proyecto tan ambicioso como las obras en San Mamés. Por otro, la UPV tiene todavía pendiente presentar al Ministerio de Educación el catálogo de titulaciones de grado adaptadas al sistema europeo. Aunque son las facultades las que proponen los títulos, "el rector no va a tener fuerzas para impulsar la creación de nuevas titulaciones", señala un catedrático de Medicina, facultad que defiende implantar la licenciatura de Fisioterapia.
En cuanto a los proyectos que generan rechazo, el más inmediato es la oposición a la que se presentará el personal administrativo a partir de junio, principal causa por la que este estamento se ha volcado por el no. El Plan del Euskera es otro ejemplo de proyecto ya aprobado pero muy criticado, cuya aplicación puede congelarse. UGT y CCOO han pedido elecciones para antes de octubre, pero hasta noviembre no suele estar listo el censo del alumnado.
CAUSAS DE UNA DERROTA Doctores y PAS se rebelan
Los resultados no dejan lugar a dudas sobre las causas por las que Juan Ignacio Pérez no ha sido reelegido. Un tercio del voto negativo se lo han otorgado los doctores con vinculación permanente, cuyo peso en el sistema ponderado supera el 50% del total. Es un sector poco euskaldunizado y al que pertenecen quienes han perdido dinero con el nuevo sistema de pluses a los docentes.
El resto de profesores, entre los que ha ganado el sí por ocho puntos, comulgan más con las centrales nacionalistas y muchos han cobrado pluses por primera vez. Las fuentes consultadas coinciden en apreciar además un conflicto generacional: los veteranos acostumbrados a tener más estatus se han rebelado ante los últimos cambios.
El no más contundente lo ha dado el Personal de Administración y Servicios (PAS), entre los que el voto negativo (7,1%) ha doblado prácticamente al sí (3,9%). Se quejan del riesgo de perder el empleo tras las oposiciones convocadas para dar estabilidad al estamento; de tener que acreditar un alto nivel de euskera y lamentan las escasas posibilidades para promocionarse.
En el fracaso de Pérez ha sido fundamental no haber contado con el respaldo explícito de ningún grupo. El sector de CCOO y UGT ha hecho una agresiva campaña por el no.
La plataforma que aglutina a profesores abertzales, cercanos a STEE y LAB, defendió el sí entre pasillos para contener a los partidarios del no, pero no llegó a apoyar abiertamente a Pérez. Los estudiantes, dados a abstenerse y movilizados contra el Proceso de Bolonia, apenas han votado (3%).
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