Médicos al servicio del podio
El presidente de los especialistas deportivos cuestiona que Lorenzo corra con los tobillos rotos - Su doctor dice que fue una decisión arriesgada, pero que el piloto es mayor de edad
Hay dos formas de verlo. Primera: Jorge Lorenzo es un héroe, un dios. Con dos tobillos rotos -"fractura del astrágalo del tobillo derecho sin desplazamiento" y "rotura del ligamento lateral interno del tobillo izquierdo", es el diagnóstico- se subió a su moto y siguió compitiendo. Se cayó de nuevo en los entrenamientos, pero finalmente corrió en China y en el Gran Premio de Le Mans. Allí acabó segundo. Así se forjan las leyendas.
Entrenadores y patrocinadores presionan. Lo paga el deportista
"La valentía es temeraria. Podría haber salido mal", señala el facultativo
A partir de 50 años, hay futbolistas con prótesis de cadera y de rodilla
José González Iturri: "Esto no es buena medicina. Es un mal ejemplo"
Segunda: un chaval de 21 años se cae de la moto, se parte los tobillos. Él quiere seguir corriendo y su médico -que jura por Hipócrates- en vez de recomendarle reposo y curarle, le permite seguir compitiendo. La lesión es tan grave que en cuanto se baja de la moto -que pesa unos 150 kilos y con la que alcanza velocidades de 340 kilómetros por hora- le suben en una silla de ruedas. Éste se cae de nuevo, pero no arredra a su médico, que le deja competir. Está en juego el Mundial de motociclismo, la publicidad de Chupa-Chus, Fiat o Yamaha, millones de euros. Se juega tener secuelas, pero allí sigue. Queda segundo y en el podio baila con las muletas. Pero no es un héroe sino un temerario.
La mayoría de la gente, a tenor de lo escrito y visto estos días, ve la primera escena. Pocos la segunda. Entre estos está Juan José González Iturri, presidente de la Federación de Medicina Deportiva, que agrupa a las sociedades de medicina deportiva, y médico de Osasuna entre 1980 y 1995. "Es una aberración. Una fractura de tobillo tarda meses en curarse. Si se vuelve a caer se lo puede refracturar y tener complicaciones. Eso no es hacer buena medicina. Y da mal ejemplo para los que no son deportistas. En el deporte profesional los médicos no buscan la salud, sino el máximo rendimiento, pero nadie piensa en cómo quedará este chaval dentro de 20 años".
Lorenzo aspira a ganar otro mundial, el de Moto GP, la categoría reina del motociclismo. Y en su primera temporada. Pero su futuro en ese sentido es un misterio. Como lo era el de deportistas de élite que han acabado tocados: rodillas machacadas, artrosis continuas, cojeras prolongadas. El presidente de la Asociación de Médicos de Equipos de Fútbol, César Cobián, admite que "muchas veces en una lesión se mira en el día a día, en el próximo partido, no a largo plazo". Cobián, que fue médico del Deportivo de La Coruña entre 1991 y 2007, explica que "muchos ex futbolistas tienen prótesis de rodilla y de cadera a los 50 años". Lo normal es esperar a los 75. Las artrosis en las rodillas y tobillos son corrientes.
El caso de Lorenzo es el extremo, pero revela que la ética médica y el deporte profesional conviven a menudo con dificultad.
Enrique Guerado es traumatólogo del Hospital Costa del Sol de Marbella, pero antes fue futbolista y médico del Caja de Ronda de baloncesto. Lo dejó, cansado de infiltrar a deportistas cuyo tratamiento correcto era el reposo: "Hay que tener un pellejo especial para ser médico de un equipo profesional". Desde entonces ha rechazado ofertas para trabajar en equipos profesionales. "Si dijera que una fractura del astrágalo se trata montando en moto estaría loco. No es así, pero seguro que ha sido el propio Lorenzo el que ha insistido, no el médico".
El problema es que al tratar a un deportista hay mucho en juego. Suele opinar su agente, que no quiere que se quede fuera del mercado antes del próximo contrato; el entrenador, que lo necesita en el equipo; el presidente, que no quiere que se opere y tenga una baja prolongada, y el deportista, que necesita llegar a tiempo a esa cita final aunque se juegue su salud. Esto es aplicable a futbolistas, ciclistas, motociclistas... Y junto a ellos, opina el médico. Cuanto mayor es el nivel, más presión hay. "Yo era médico de Osasuna. Estábamos en mitad de la tabla. Recuperaba a los jugadores que mis compañeros de equipos más grandes no pueden alcanzar, porque tienen que jugar ya", añade González Iturri.
Cristóbal Rodríguez jugó en el Real Madrid de baloncesto entre 1966 y 1979, después fue médico de la selección española hasta 1992 y hoy es vicepresidente de la Sociedad Española de de Cirugía Ortopédica y Traumatología: "Hay que darle al jugador toda la información, los riesgos que corre y al final tiene que decidir él. Hay médicos más laxos que otros. No los puedo juzgar. Lo que ocurre es que si el de Lorenzo le impidiera correr seguramente él buscaría otro".
Guerado es comprensivo con los deportistas: "Salir del equipo y perderse la temporada es muy duro. Muchos habríamos hecho lo mismo en el caso de Lorenzo".
El tratamiento que se le ha dado es legalmente irreprochable. Él es mayor de edad y decidió correr. Xavier Mir, de la clínica Dexeus, revisó ayer en Barcelona el estado de sus tobillos. "La lesión no ha empeorado. Tiene los tobillos menos inflamados y esperemos que en una semana pueda apoyar". Mir intentó convencer a Lorenzo de que no corriera en Le Mans, pero fue inútil. ¿Fue temearia la decisión? "A veces la valentía es temeraria. Podía haber salido mal y todo el mundo se nos habría echado encima, pero ha salido bien", replica Mir.
El médico insiste en que la lesión más grave -la fractura del astrágalo- no es tan mala como podría ser: "Tiene la fractura en un lado del hueso, que mantiene bien el riego. Además, el pie derecho se usa poco en motociclismo. Es donde está el freno. No es como el izquierdo que sirve para el cambio. Por eso le duele menos".
Recomendó no infiltrarle, nunca lo hace, -se inyecta en la zona dañada una mezcla de analgésico y anestésico, con lo que el deportista no nota el dolor aunque la lesión puede seguir su curso-. Y responde a las críticas: "Para opinar hace falta haber visto la radiografía". El médico admite: "A veces me siento impotente para evitar que se suban a la moto. La presión de los equipos y los patrocinadores es cada vez mayor. Hay pilotos cuyo contrato cambia si se pierden dos carreras y eso está ahí a la hora de decidir". Su conclusión es elocuente: el deporte de élite es malo para la salud.
El problema surge cuando el médico se dedica durante años a tratar a un deportista y sabe que le van a quedar secuelas. ¿No es cómplice en esos casos? "El deportista es mayor de edad y decide, pero la línea ética la tiene que poner cada médico. La decisión la deben tomar sólo ellos dos, sin injerencias del presidente o el entrenador", explica Manuel de Santiago, de la cátedra de Bioética de la Universidad Rey Juan Carlos.
Manuel Higuera fue un extremo izquierdo del Rácing de Santander en los ochenta. "Te pinchaban de todo y te infiltraban. Tú no podías ni rechistar. Sólo cuando eres veterano comienzas a preguntar y a pedir que frenen un poco. Pero en mi generación hay futbolistas completamente destrozados". Cuando dejó el fútbol, se licenció en Derecho y se especializó en derecho laboral deportivo. Uno de ellos es Vicente Allende, Chili. A este ex delantero centro del Racing le quitaron el menisco en 1992 y en 2001 se retiró con la rodilla derecha hecha fosfatina: "Jugué casi 10 años sin menisco y la rodilla se fue deteriorando. Ahora, si la fuerzo me tendrán que operar de nuevo". No se arrepiente. El fútbol fue su vida.
A los deportistas de primer nivel les suele compensar. "Yo ya no los trato cuando están en activo, pero sí cuando se retiran. Y ninguno me ha dicho que se arrepiente de haber sido deportista aunque les haya costado una rodilla. Lo mismo les ocurre a los toreros", señala Guerado.La fama cuesta y la gloria. Lorenzo es uno más en la lista. "No soy ningún héroe, sólo hay trabajo y dureza mental", declaró al terminar la carrera intentando rebajar la euforia. Si le llega a salir mal en Le Mans, ¿quién le hubiera aplaudido?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.