Madera de héroe

El deporte difícilmente se explica sólamente desde la convencionalidad y la perfección, sino que se entiende a partir de figuras heroicas, de gestos épicos protagonizados por personajes que trascienden la normalidad, gente que compite en situaciones extremas. La grandeza se alcanza con un sufrimiento difícil de entender.

El italiano Dorando Petri parecía agonizar cuando cruzó la meta en la maratón de Londres de 1908. El alemán Franz Beckenbauer fue distinguido con el Orden del Águila Azteca después de disputar la semifinal de la Copa del Mundo de México 1970 con una clavícula rota y el brazo en cabestrillo. El estadounidense Greg Louganis se golpeó la cabeza con el trampolín, se desmayó y volvió a escena media hora después para alcanzar el oro en los Juegos de Seúl 1988. Hay multitud de atletas que han desafiado las leyes de la naturaleza en distintas especialidades. Difícilmente los hay más atrevidos que los pilotos de motociclismo porque su espíritu de supervivencia se esconde detrás de la máscara de un casco y de la montura de una moto.

Pilotos como Kevin Shwantz o Mick Doohan han disputado carreras en condiciones físicas muy precarias. Necesitaron de toda clase de artilugios para mover sus extremidades fracturadas. Valentino Rossi también corrió el año pasado en Valencia con una mano fracturada. Y Dani Pedrosa tuvo que ser ayudado por sus mecánicos a montarse en su Honda, cuando terminó tercero en el Gran Premio de Malaisia en 2006 después de partirse la rodilla.

El caso de Jorge Lorenzo es todavía más revelador. A una competitividad extrema, añade un punto de atrevimiento poco común. Cumplidos los 21 años, aún no conoce sus límites y se prueba en cada carrera. Nadie es capaz de aventurar tampoco de qué puede ser capaz. Lorenzo entiende que no necesita los tobillos para correr sino sólo para caminar, una temeridad para el ciudadano de a pie, madera de héroe para los deportistas. Ningún médico le ha prohibido correr ni nadie del paddock le tiene por un irresponsable. Las leyes del deporte exigen que para ser campeón se necesita alcanzar el límite.