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Crítica:La Lidia. Feria de la Comunidad
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Durísima oposición

Antonio Lorca

Anunciarse en Las Ventas como novillero tiene su miga. Ríase usted de las oposiciones a registrador de la Propiedad. En ésas avalan al aspirante largas jornadas de estudio concienzudo, y temas y más temas que te los sabes o no. Pero no importa que seas bajito o poco agraciado, que tengas ángel o seas un malaje, que poseas una arrolladora personalidad o vayas por la vida como un pusilánime. Lo que importa es que conozcas el temario al dedillo. El aspirante se puede permitir incluso la osadía de saludar cortésmente al tribunal. Y si aprueba, registrador para toda la vida, con el buen sueldo y el prestigio que el cargo conlleva, y que, incluso, le permite intentar ser alguien en la política.

Torres / Pajares, Venegas, Valls

Novillos de Hermanos Torres Gallego, correctos de presentación, mansos y descastados; manejables los tres últimos.

Francisco Pajares: dos pinchazos y un descabello (silencio); casi entera (vuelta). José Carlos Venegas: estocada trasera y tendida (ovación); dos pinchazos y un descabello (palmas). Abel Valls: estocada (ovación); estocada baja y perpendicular (silencio).

Plaza de las Ventas. Primer festejo de la Feria de la Comunidad. Algo menos de media entrada.

Pero aprobar el examen como novillero en Las Ventas es mucho más difícil. Ésa sí que es una oposición dura. Para empezar, importa la estatura (Abel Valls venía para pívot de baloncesto, lo que le perjudica estéticamente ante el toro); los guapos triunfan con más facilidad que los feos; y los simpáticos, también (los tres novilleros de ayer ofrecieron una imagen taciturna y tristona).

Después, el tribunal es variopinto -turistas y aplaudidores, en su mayoría-, pero hay un reducto en esta plaza que no perdona una. Estaba Francisco Pajares diciendo poco delante de su desclasado primer novillo y salta una voz del tendido: "¿Qué le han visto a este chaval?". La guasa, ayuna de humanidad, es como para dar un manotazo en la barrera y salir corriendo por la calle de Alcalá, con intención de tirarse al río Manzanares previa comprobación de que lleva agua. Pero no acabó ahí la cosa: Venegas brindó su segundo novillo a una señora marquesa, miembro del Consejo Taurino de la Comunidad de Madrid, y desde varios puntos de la plaza se oyó con nitidez: "¡Pelota!". Eso no le pasa nunca a un opositor a registrador de la Propiedad.

Además, no basta el valor. Los tres novilleros se marcharon de la plaza con las taleguillas ensangrentadas, lo que viene a ser la prueba del algodón de que se han arrimado. Y no es suficiente dar muchos pases. Miles y miles dieron entre los tres, y sólo quedan en el recuerdo tres naturales de Pajares al mejor novillo, el cuarto, para pena y dolor del novillero, que no estuvo a su altura.

Pues a pesar de tantas dificultades, los chavales cargan sus maletas de estampas de vírgenes y crucificados, rezan lo que saben y esperan que la suerte les acompañe. Porque saben que, si aprueban, se les abre un esperanzador futuro. No tanto como al registrador, pero tampoco un torero aspira a ser político.

La verdad es que sólo triunfan los elegidos, y los de ayer no triunfaron. Los temas que les tocaron en suerte -los novillos- venían cargados de mansedumbre y falta de casta; y cuando algunos ofrecieron alguna facilidad, los opositores demostraron que no tenían la lección aprendida.

Pajares, por ejemplo, no fue capaz de rematar con la zurda las posibilidades del cuarto, que embistió como la seda. Venegas recibió a su primero, un novillo con genio, con unos capotazos acelerados que despertaron a los tendidos; pero, después, él no se fio (ciertamente, el animal no era de fiar), y todo quedó emborronado, como su anodina labor ante el quinto. Y Valls es muy frío. Batió el récord de dar pases, pero no toreó nada.

Para aprobar esta durísima oposición hay que jugársela de verdad, poseer recursos lidiadores, y personalidad, y empaque y gracia... Por eso, unos no pasan nunca de ser aspirantes y otros nacen con el sello de figura del toreo. No obstante, vaya en descargo de estos aspirantes que son chavales poco experimentados, y cuyos conocimientos no dependen tanto de ellos como de las circunstancias que les rodean. Pero a los tres les queda intentar aprobar la oposición a registrador de la Propiedad.

La corrida de hoy. Toros de Valdefresno, para Uceda Leal, El Cid y Sebastián Castella (corrida goyesca).

Abel Valls, en la novillada de ayer en Las Ventas.
Abel Valls, en la novillada de ayer en Las Ventas.BERNARDO PéREZ
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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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