La policía busca pero no encuentra cómplices de Fritzl
El 'monstruo de Amstetten' dice que su zulo podía abrirse por dentro
Al mismo ritmo que se van conociendo nuevos detalles sobre el crimen de Josef Fritzl aumentan las dudas. La pregunta más repetida sigue sin respuesta: ¿cómo pudo este electricista de 73 años abusar de su hija Elisabeth, encerrarla en un sótano, tener siete hijos con ella y mantener todo en secreto durante 24 años sin ayuda de nadie?
Los investigadores interrogarán a cien personas que pasaron por la casa
Los niños que vivieron en el sótano tienen problemas de habla
La versión del secuestro planeado y ejecutado en solitario no convence a los vecinos de este pueblo de 23.000 habitantes donde la gente sonríe al dar los buenos días y no se ve un solo papel tirado en la acera; en este municipio con un carril-bici que usan tanto los jóvenes como los viejos de la edad de Fritzl. Algunos de los que se asomaban a la casa, rodeada de decenas de periodistas y rastreada por agentes de la policía científica austriaca, decían que tamaña atrocidad hubiera sido imposible sin la connivencia de Rosemarie, la esposa del 'monstruo de Amstetten'.
Pero Franz Polzer, el jefe de la policía de la Baja Austria, fue tajante ayer al asegurar que, de momento, no hay ninguna prueba que apunte hacia ningún cómplice. "Seguimos investigando. El crimen ha durado 24 años y la investigación se prolongará varios meses. Queremos conocer a fondo la biografía del sospechoso", señaló. De momento, la policía pretende hablar con los más de cien inquilinos que a lo largo de ese cuarto de siglo han pasado por la casa en la que Elisabeth estuvo encerrada. Hasta el momento, los investigadores se han resistido a relacionar a Rosemarie con la actuación de su marido en la finca que compartían.
Quién colaboró con Fritzl no es la única pregunta. ¿Kerstin, la mayor de los hijos, no ha conocido la luz ni la visita de un médico en sus 19 años de vida? Eso parece. Los médicos que los han tratado aseguran que Kerstin ha perdido la mayor parte de los dientes y tanto ella como Stefan, de 18 años, y Félix, de cinco, los otros dos hermanos que vivieron enclaustrados, se expresan con notable dificultad. Algunos padecen atrofia por haber vivido tantos años bajo un techo de 170 centímetros.
Otra pregunta: ¿con ayuda de quién parió Elisabeth? "Trajo al mundo a sus hijos sin ayuda de ningún especialista; tal vez sin ayuda de nadie, con la de Fritzl o con la de alguno de sus hijos", respondió el jefe policial.
Y, ¿qué habría pasado si Fritzl hubiese muerto en uno de sus viajes a Tailandia, como el que emprendió junto a un amigo en fecha indeterminada y cuyas imágenes difundió ayer un diario sensacionalista alemán? ¿Habrían agonizado lentamente Elisabeth, Kerstin, Stefan y Félix? La policía confirmó ayer que contaban en el sótano con lavadora y otros electrodomésticos. Pero, ¿quién les habría llevado comida? ¿Cómo se iban a hacer oír?
Fritzl ha declarado que la hija no disponía de ningún medio para llamarle. Pero él ya se había puesto en esa tesitura y, según confesó a la policía, ideó un mecanismo de control remoto para abrir la puerta a distancia desde fuera. Además, dice, podría abrirse desde dentro en caso de extrema urgencia. Los técnicos investigan si es cierto.
Fritzl no está dispuesto a colaborar. Pero la policía va sacando poco a poco algunos datos útiles. Ayer se supo que posee al menos seis inmuebles en varias localidades del Estado federado de la Baja Austria. Además de la casa donde vivía, es propietario de varios apartamentos y locales comerciales. También de un terreno, todo ello valorado en unos 2,2 millones de euros.
Los responsables sanitarios, políticos y policiales de Amstetten comparecieron ayer frente a 30 cámaras de televisión y unos 50 periodistas. Poco dejaron en claro. Pidieron tiempo y respeto para la familia. Recordaron que la investigación debía de centrarse en Fritzl y no en las víctimas, y cuando un periodista les preguntó si la policía o los servicios sociales aceptan alguna responsabilidad ante un crimen que se ha perpetrado de forma impune durante 24 años, Franz Polzer dijo: "El responsable es el sospechoso". Y el gobernador del distrito, Heinz Lenze, contestó: "No teníamos ni la más remota sospecha. No había forma de saber nada".
Cuando a Lenze se le interrogó sobre cómo pudo haber ocurrido algo semejante en Amstetten, respondió: "¿Y por qué ocurrió el atentado del 11-S?". Desde Viena, el presidente de Austria, Heinz Fischer, remachó: "No hay nada profundamente austriaco en este caso". Y el canciller, Alfred Gusenbauer, anunció el lanzamiento de una campaña internacional para restaurar la imagen de Austria tras este "abominable evento".
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