Murakami, dos por uno
Narrativa. Para Haruki Murakami, el mundo, la vida, no son vulgares. Lo parecen a veces, si sólo se atisba la superficie. Pero si se escarba, si se mira, la esencia, el alma o lo que diferencia en el fondo a un hombre de un gato, si se llega al territorio del sueño, el duermevela, el dormir despierto y la vigilia durmiente, surgirá, inevitablemente, el misterio, la trascendencia, lo diferente e incomprensible, pero sugerente y próximo. Si todo ello se escenifica en una sociedad como la japonesa en la que aún no está resuelto el conflicto entre tradición y modernidad, entre lo retrógrado y lo ultrainnovador. Si se piensa en El extranjero o El guardián entre el centeno. Si se mira a través del prisma sociológico, psicológico y parapsicológico. Si se está dispuesto a asumir, al menos como propuesta literaria, que los pozos, los gatos y hasta las piedras pueden ser mucho más que pozos, gatos y piedras...
Crónica del pájaro que da cuerda al mundo / Sputnik mi amor
Haruki Murakami
Traducciones de Lourdes Porta y
Junichi Matsuura
Tusquets. Barcelona, 2008
910 y 244 páginas. 11,95 y 7,95 euros
Si se tiene la mente abierta ante todo eso, y alguna cosa más, bienvenidos al universo de Haruki Murakami. No es un club restringido. Tiene millones de socios. Es un mundo personal, un territorio en el que no le faltará nunca alimento literario. La pregunta sería: ¿y si se cree que todo eso es pura filfa, fantasía barata? Aún merecería la pena leerle, por puro placer, y porque este tipo es capaz de hacer vibrar fibras sensibles cuya existencia ni siquiera conocías.Tusquets, después de Tokio Blues (el mayor éxito de ventas de Murakami, tal vez su mejor obra, aunque no la más representativa), saca ahora en ediciones de bolsillo dos novelas de aliento y ambición similares, por mucho que Crónica del pájaro que da cuerda al mundo cuadriplique en número de páginas a Sputnik mi amor. Los ritos iniciáticos, la juventud desencantada, la muerte y la ausencia, lo trascendente y lo incomprensible, la búsqueda, las historias entrecruzadas están en ambas. Eso sí, la Crónica... te puede dejar exhausto. O engancharte para siempre. -
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