La ONU eleva a 300.000 la cifra de muertos por el conflicto de Darfur
La ración de comida para los refugiados se reducirá tras la escalada de secuestros
La crisis de Darfur, la región occidental de Sudán asolada por la violencia desde 2003, no remite. Al contrario: empeora. Naciones Unidas ha elevado la cifra total de muertos por el conflicto a 300.000 -el anterior balance, de 2006, la fijaba en 200.000-, el despliegue de la misión de paz de Naciones Unidas está empantanado y la agencia de alimentación de la ONU (WFP) va a reducir la comida para los refugiados por el aumento de la inseguridad.
La misión de paz suma sólo 9.000 de los 26.000 soldados previstos
El nuevo cálculo de la ONU sobre víctimas en esta región semidesértica del tamaño de Francia es, sin embargo, poco científico. La base es la estimación que hizo en 2006 la Organización Mundial de la Salud (OMS). "La cifra de 2006 tiene que ser mucho más alta ahora; quizá alrededor de un 50% más", sostiene John Holmes, coordinador de Asuntos Humanitarios de la ONU, quien admitió que no dispone de ningún estudio nuevo.
El embajador de Sudán en la ONU puso el grito en el cielo y exclamó que estas cifras "no ayudan [a resolver el conflicto], no son correctas ni creíbles". Según el Gobierno sudanés, la cifra de muertos directos del conflicto ha pasado en el último año de 9.000 a 10.000. La estimación de la ONU incluye también los fallecimientos indirectos con motivo de la penuria en las condiciones de vida en la región: 2,5 millones -más del 40% de la población de Darfur- malviven en campos de refugiados.
La misión de paz conjunta entre la ONU y la Unión Africana, que fue aceptada por Jartum el año pasado, lleva camino de convertirse en un fiasco. Sobre el terreno se han desplegado sólo 9.000 soldados de los 26.000 previstos en lo que debería ser la mayor misión de paz del mundo con participación de Naciones Unidas. Y lo que es peor: no llegan los instrumentos logísticos indispensables para que pueda tener éxito, como los helicópteros con capacidad de disparar.
La culpa de que la situación esté empantanada no es ahora de Jartum, según ha admitido el enviado de la ONU para la zona, Rudolph Adada, al denunciar la falta de interés de la comunidad internacional en la misión.
Además, la ONU va a reducir a casi la mitad las raciones a los refugiados por las dificultades del reparto; 60 vehículos del WFP han sido secuestrados desde el pasado diciembre y 26 conductores -la gran mayoría, locales- siguen desaparecidos.
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