Un primo de Uribe, en busca y captura por sus lazos con paramilitares

Mario Uribe, primo hermano del presidente Álvaro Uribe, una de las personas más cercanas a la vida política del presidente -hicieron su carrera de la mano-, pidió ayer asilo político en la Embajada de Costa Rica. [El Gobierno de Óscar Arias rechazó anoche la solicitud por "improcedente", informa Álvaro Murillo. En un comunicado, el Ministerio de Exteriores costarricense agrega que "la histórica institución del asilo no debe ser desvirtuada"].

El hecho, insólito en Colombia, se produjo pocas horas después de que la fiscalía emitiera una orden de busca y captura contra él, en la que se le acusa de haber mantenido vínculos con los tenebrosos grupos paramilitares.

¿Tomó esta decisión Mario Uribe sin consultar al presidente? Al mediodía de ayer se esperaba un comunicado de sus abogados explicando la sorpresiva decisión. "Es, por decir lo menos, antipático, que por ser primo del presidente se le dé un trato distinto del resto de los implicados", dijo el jurista José Gregorio Hernández. Mario Uribe, quien fue presidente del Congreso en la legislatura de 2000 a 2001, renunció a su investidura como senador, a finales del año pasado, cuando la Corte Suprema de Justicia lo vinculó a este escándalo por el que han ingresado ya en prisión 32 congresistas. La renuncia a sus escaños es el camino que han tomado varios implicados, ya que así consiguen que el proceso lo lleve la fiscalía en vez de la Corte Suprema. Mientras la fiscalía da cabida al doble recurso, las sentencias de la Corte Suprema son inapelables.

El cerco de la crisis, generada por las alianzas de la clase dirigente con el paramilitarismo, se estrecha cada día más en torno al presidente. La mayoría de los implicados pertenecen a los partidos de la coalición uribista. Hace pocos días la Corte llamó a testificar a Nancy Patricia Gutiérrez, presidenta del Congreso y una de las principales colaboradoras del presidente. Según la fiscalía hay pruebas suficientes para abrir una investigación formal contra el ex senador Mario Uribe. Se le acusa de asociación para delinquir, agravada por las dos reuniones que mantuvo en noviembre de 1998 y en marzo de 2002 con dos cabecillas paramilitares, uno de ellos Salvatore Mancuso, jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia, organización que se disolvió en 2006 tras el desarme de más de 31.000 paramilitares.

Para el presidente ha resultado al menos incómoda la situación judicial de su pariente. "Personalmente me duele; como presidente respeto la justicia", dijo hace meses al conocerse la apertura de la investigación.