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Visita papal a EE UU

El Papa se reúne por sorpresa con las víctimas de abusos

Benedicto XVI pidió perdón por los casos de pederastia ante 46.000 fieles

No lo obvió. Tampoco lo insinuó. Benedicto XVI habló alto y claro durante su homilía de ayer sobre uno de los episodios más oscuros de la Iglesia católica estadounidense. "Reconozco el dolor que la Iglesia de EE UU ha sufrido por el abuso sexual de menores. Mis palabras no son capaces de expresar el dolor y el daño infligido por esos abusos".

Era la primera vez que el Papa pedía perdón públicamente ante sus fieles de EE UU. Para secundar sus palabras, tras la misa acudió a la embajada vaticana para reunirse durante 25 minutos con seis de estas víctimas, en presencia del cardenal de Boston, Sean O'Malley. No estaba previsto en la agenda. Es la primera vez en la historia que un Papa mantiene un encuentro de este tipo. Durante la reunión, O'Malley le presentó a Joseph Ratzinger una lista de las personas que han sufrido abusos en la archidiócesis de Boston. En sus páginas había más de mil nombres. El Papa les prometió que rezaría personalmente por cada uno de ellos.

En la misa previa a este encuentro privado, Benedicto XVI pidió penitencia. Penitencia y sufrimiento para "renovar la fe y la Iglesia de Estados Unidos". Era el primer acto masivo del pontífice en su primera visita a este país (el segundo será el domingo en Nueva York, en el estadio de los Yankees). Más de 46.000 personas abarrotaron las gradas del estadio de béisbol de los Nationals de Washington. Afuera, un grupo de diez personas protestaba frente a una barrera de policías montados a caballo. Esperaban que el Papa pudiera leer sus pancartas: "Los curas violan niños"; "El Papa irá al infierno".

El servicio secreto había blindado el estadio desde la noche del miércoles. Las medidas de seguridad eran draconianas, con calles cerradas y vigiladas. A través de un cordón de seguridad, llegó el papamóvil antes de las nueve y media de la mañana. Minutos después entraba en el estadio, donde una entregada multitud le recibió agitando banderas del Vaticano. El Papa abrió los brazos a los estadounidenses nada más subir al altar. Ataviado con una casulla roja y la mitra y el palio episcopal dorados, Benedicto XVI lamentó el aumento de la violencia, la pérdida de la moral y "un creciente olvido de Dios". El Vaticano sabe que el futuro de la Iglesia en Estados Unidos pasa por la inmigración latinoamericana, fervientemente católica, y el Papa acabó la misa en español.

Para muchos, el de ayer fue un día de madrugones y esperas. Richard y Jackie Long, de 55 y 44 años, se levantaron a las tres de la mañana y llegaron apurados al estadio antes de las ocho. Viven en una zona rural de Virginia. Esta familia católica se tiene que enfrentar al desconocimiento de su fe por parte de sus vecinos, en su mayoría protestantes. Este matrimonio cree que el hecho de que el Papa haya pedido perdón por los abusos sexuales cometidos por curas estadounidenses es muy positivo: "Ayudará a defender nuestra fe y nos da fuerzas para explicar que aquello fue una excepción, que no toda la Iglesia es así". Con Panis Angelicus, Plácido Domingo, director general de la Ópera de Washington, cerró la homilía.

El Papa saluda a los fieles congregados para la misa en el estadio de los Nationals en Washington.
El Papa saluda a los fieles congregados para la misa en el estadio de los Nationals en Washington.REUTERS

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