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La sala La Riviera funciona como discoteca sin licencia

Los vecinos han puesto 138 denuncias por ruido en los dos últimos años

Jesús Sérvulo González

La sala La Riviera, en el paseo de la Virgen del Puerto (Arganzuela), no tiene licencia de actividad para todas las reformas que ha realizado, entre las que se incluye la ampliación de la discoteca. El local, que acoge más de un centenar de conciertos, tiene licencia de 1964 para la actividad de café bar, restaurante y sala de baile.

Pero lo que nació como un pequeño negocio se ha convertido en una de los locales con más actividad musical de la ciudad. Ha llevado a cabo varias ampliaciones y desde 2005 se define como una sala multiuso. Tiene más de 1.500 metros cuadrados, siete barras para servir copas y un aforo de 2.500 personas que en ocasiones se queda pequeño.

El local tiene una orden municipal de clausura desde hace un año

Los vecinos del paseo de la Virgen del Puerto no se quejan de la actividad musical, pero sí de la discoteca. Han presentado 135 denuncias a la policía por molestias de ruido entre 2005 y 2007. De hecho, funcionarios municipales han realizado 35 inspecciones al local. Éste cuenta con una orden de clausura desde hace un año, en enero de 2007, porque "la licencia que tiene la sala no autoriza la totalidad de los elementos industriales instalados ni las reformas para adecuación a la normativa contra incendios".

"Hemos presentado los papeles, estamos tramitándola", asegura un portavoz de la compañía que gestiona la sala de conciertos. "Tenemos una licencia desde hace mucho tiempo, ahora estamos legalizando las obras", reconoce. Pero Urbanismo ha reclamado a los empresarios documentación necesaria para completar el expediente. Mientras, la tramitación está en exposición pública y varios centenares de vecinos han presentado recursos.

"Los conciertos no molestan, terminan a una hora prudencial", cuenta Francisco Agudo, que lleva siete años viviendo en la zona. "Hace tres años que abrieron la discoteca y eso sí nos causa molestias". Los vecinos se han organizado y han recogido más de 300 firmas de protesta contra la nueva actividad. "Funciona hasta altas horas y en ocasiones organizan fiestas after hours", cuenta Agudo.

La Concejalía de Seguridad asegura que no es posible facilitar información sobre las sanciones porque "no es competencia de la policía local la tramitación" de las mismas. La sala cuenta, además, con un expediente de denuncia del Departamento de Disciplina Urbanística a causa de las denuncias de la Junta Municipal de Arganzuela y las presentadas por agentes de la Policía Municipal. "Desde la concejalía nos dijeron que la sala no se iba a cerrar", precisa Agudo.

El edil socialista Óscar Iglesias critica la situación de esta sala, que tiene una orden de clausura desde hace un año y aún no ha sido precintada. "Hay que mejorar el sistema de concesión de licencias. Ahora es un descontrol en el cumplimiento de la ley por parte del Ayuntamiento". El edil agrega: "Decenas de vecinos han presentado denuncias y el Ayuntamiento no les hace ni caso. Esta dilación es un caldo de cultivo para las corrupciones".

Durante algún tiempo circuló el rumor de que la sala había cerrado, al haber sido engullida por las obras de la M-30. Pero era sólo eso, un rumor. Lo que sí cambió fue de dueño a principios de 2007, que se propuso legalizar el local y las obras que ha realizado. Quizá no sabía lo que le quedaba por delante.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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