Un trozo de Irlanda

Coinciden los teóricos de la noche barcelonesa en que el Michael Collins es el pub irlandés más bonito de la ciudad. Proclamar este tipo de máximas es siempre arriesgado porque puede conducir a agravios comparativos, aunque en este caso una visita al local convencerá a los más escépticos. El Michael Collins abrió sus puertas el 31 de agosto de 1997, el día en que murió Diana de Gales. Al encargado del local, Colin, que es irlandés y políticamente incorrecto, se le escapa un comentario sobre aquel suceso que no reproduciremos en esta crónica.

Una decoración estudiada al detalle ha hecho del Michael Collins un pub irlandés auténtico, lejos de la artificiosidad de otros muchos que se amontonan en Ciutat Vella y que desprenden un aire a franquicia y a copia barata. El suelo de madera, la gran chimenea que preside el local y objetos como el banco de una vieja iglesia irlandesa dan el pego y reproducen con exactitud el ambiente de los pubs de la Irlanda rural de mediados del siglo pasado. El Michael Collins supera en autenticidad incluso a los locales de Temple Bar, el centro neurálgico de la noche dublinesa, que han sucumbido a los dictados del diseño dando lugar a híbridos extraños.

La mayor parte de la cerveza es importada de Irlanda, aunque el gusto autóctono obliga a los camareros a servirla un par de grados más fría que en la isla verde. Aparte de eso, una pinta de Guinness en el Michael Collins tiene el mismo sabor que una jarra servida en un pub de Irlanda. ¿O no? Colin tarda en responder: "Básicamente, sí. Claro que si el barril ha estado 18 horas al sol antes de traerlo aquí, pues no va a ser lo mismo".

- Lo más: las actuaciones en directo de grupos que interpretan música tradicional irlandesa.

- Lo menos: todos los esfuerzos por crear una atmósfera típicamente irlandesa se vienen abajo los días que retransmiten partidos de fútbol de la Premier y las hordas inglesas abarrotan el local.

- Dirección: Michael Collins. Plaza de la Sagrada Família, 4. Teléfono 93 459 19 64.