Bush y Putin apoyan la idea de un sistema global de defensa que incluya a Europa
EE UU y Rusia no logran resolver sus diferencias sobre el escudo antimisiles que Washington pretende desplegar en Polonia y República Checa
El presidente estadounidense, George W. Bush, y su colega ruso, Vladímir Putin, quisieron dejar un legado de esperanza en su última cita en calidad de jefes de Estado, en la ciudad balneario de Sochi, en la costa del mar Negro, y apoyaron ayer la idea de crear un sistema, conjuntamente con Europa, para defenderse de posibles amenazas con misiles. Sin embargo, esta iniciativa no elimina sus diferencias sobre el emplazamiento de elementos del sistema de defensa antimisiles de Estados Unidos en Polonia y la República Checa.
Tras ocho años de trato, Bush y Putin iniciaron su despedida el sábado pasado con un paseo por un malecón al atardecer. También contemplaron las habilidades de un grupo de cosacos, a cuyas danzas el tejano se unió por impulso propio y el peterburgués, a instancia de los demás.
Ambos países consideran necesario concentrarse en las "amenazas reales" y en superar el pasado centrado en "la perspectiva de destrucción mutua" y se comprometen a "trabajar para regular las diferencias con espíritu de respeto mutuo", según el comunicado de las conversaciones oficiales mantenidas ayer en la residencia de Bocharov Ruchéi, que pasa revista al temario de las relaciones bilaterales, tal como las hereda, por parte rusa, Dmitri Medvédev.
Washington y Moscú tienen "interés en crear un sistema para reaccionar ante posibles amenazas de misiles, en el que Rusia, EE UU y Europa participen como socios en igualdad de derechos", según el comunicado. Bush reiteró ayer este deseo, que calificó de "visión estratégica importante y potente". Putin, a su vez, mostró satisfacción por la disposición de Estados Unidos a "tener en cuenta" las preocupaciones de Moscú sobre la defensa antimisiles y dijo sentir un "optimismo precavido sobre un posible acuerdo".
El deseo mostrado por ambos líderes en compartir cobijo frente a eventuales amenazas no elimina sus diferencias sobre el escudo antimisiles de Estados Unidos, como consta claramente en el comunicado conjunto. Putin reiteró ayer la propuesta alternativa, formulada ya el año pasado, y ofreció a los estadounidenses el radar que expertos rusos mantienen en Gabalá, Azerbayán, para detectar posibles amenazas desde el sur. Washington quiere, sin embargo, instalar un radar en la República Checa.
La cumbre de Sochi se caracterizó por un intento de ir más allá de las divergencias sobre la defensa antimisiles y contempló, al menos teóricamente, las posibilidades de articular las preocupaciones de seguridad de ambas partes en algún tipo de arquitectura común o complementaria consensuada. Hasta ahora estos intentos de articulación se han estrellado en la desconfianza mutua.
En su cumbre de Bucarest, la semana pasada, la OTAN ha hecho suyos los planes estadounidenses para crear un escudo antimisiles y esto plantea nuevos interrogantes y problemas a Moscú. A Rusia le preocupa el efecto de esta "convergencia" entre EE UU y la OTAN sobre el trabajo conjunto que Moscú y la Alianza realizan desde 2002 para elaborar una defensa frente a misiles de corto alcance que pudieran amenazar operaciones anticrisis dependientes de la ONU, según dijo Serguéi Riabkov, del Ministerio de Exteriores ruso.
Por enésima vez, Bush reiteró ayer que la instalación de un radar en la República Checa y de misiles interceptores en Polonia no está dirigidos contra Rusia. Putin confirmó que los representantes estadounidenses habían propuesto un conjunto de "medidas de confianza y transparencia" durante la reunión de los responsables de Exteriores y Defensa de ambos países en marzo y también este fin de semana en Sochi. Con todo, dijo que era "pronto" para comentar las propuestas de Washington y agregó que "el diablo está en los detalles".
"En la actitud básica hacia los planes estadounidenses no se produjeron cambios", pero "hay avances positivos". Putin calificó de "muy importante" la posibilidad de que Rusia y Estados Unidos pudieran llegar a un acuerdo sobre un "sistema de defensa antimisiles global". "El acceso al mando" de ese sistema tiene que ser "en igualdad de condiciones y democrático", subrayó Putin, y se refirió a la necesidad de que la presencia de expertos en las instalaciones sea "permanente". Una de las discrepancias entre Washington y Moscú se refiere a la presencia permanente o esporádica de los especialistas rusos.
El presidente ruso reafirmó ayer su oposición a la ampliación de la OTAN con países de la ex URSS y señaló que eso no mejoraría la relación con Moscú. Ambas partes continuarán dialogando para abordar las "serias divergencias" sobre este campo. También seguirán trabajando para superar sus diferencias en relación al Tratado de Fuerzas Convencionales en Europa (CFE, en inglés) con el fin de encontrar una solución que permita una pronta ratificación del acuerdo adaptado por todos los Estados miembros.
En el campo de las armas estratégicas, seguirán trabajando por un acuerdo de reducción que sustituya al START 1, que expira en diciembre de 2009, para reducir los arsenales nucleares.
Respecto a Irán, EE UU y Rusia insistieron en que Teherán tiene que acatar las exigencias del Consejo de Seguridad de la ONU respecto a su programa nuclear. Los presidentes intercambiaron elogios. Putin dijo que siempre le resultó "agradable e interesante" trabajar con Bush y éste consideró que su colega ruso había demostrado "gran capacidad de liderazgo".
Discrepancias
- Escudo antimisiles.
Bush reiteró ayer que los proyectos de un radar en la República Checa y de misiles interceptores en Polonia no están dirigidos contra Rusia. Putin volvió a ofrecer, como alternativa, el radar que expertos rusos mantienen
en Gabalá, Azerbaiyán.
- Ampliación de la OTAN. Putin reafirmó su oposición a la ampliación de la OTAN con países de la ex URSS y señaló que eso no mejoraría la relación con Moscú.
- Fuerzas convencionales. Moscú y Rusia acordaron trabajar para superar sus diferencias en relación
a este tratado.
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