Sus señorías, los imputados
Que el PP valenciano ha reducido a escombros a sus adversarios políticos es una verdad como un templo, tan monumental como cuando se los llevó al huerto, en las municipales y autonómicas de mayo, hasta que ha conseguido, con unas y otras, ponerlos de los nervios, muy en particular a los socialistas, que andan dándole vueltas a la conveniencia de hacerle una consulta al sociólogo, aunque tampoco les vendría nada mal echarse en el diván del psicoanalista, para que les ventilara y les pusiera en orden el inconsciente colectivo. En llegando a este punto, toda prevención es poca, y Francisco Camps los lleva de calle a varazo limpio.
Y es que Francisco Camps parece que ha encontrado la fórmula magistral no para vender, sino para comprar y darle aire y cierta prestancia al cambalache. Fórmula no solo magistral, sino clientelar, que da mucho de sí. Aunque bien es cierto y hasta inoportuno, que a pesar de tantos afanes, Mariano Rajoy ni lo haya invitado a almorzar, como a la Espe, ni lo haya titulado "director de orquesta capacitado y eficiente", tal y como ha conceptuado al presidente murciano Ramón Luís Valcárcel. Así es que, por el momento, Francisco Camps sólo pone la parcela y las sillas para el congreso de junio, en el que, si las cosas no se enmiendan, hará de acomodador, con sus segundos Costa y González Pons, a quienes la marisabidilla Soraya Sáenz de Santamaría, después de facturarlos a la periferia, ha tratado de darles consuelo afirmando que "en el PP habrá trabajo y protagonismo para todos", o sea, pan y titiriteros. Vistas las cosas con algo de rigor, la Comunidad Valenciana, más que granero es trastero, para la cúpula popular. O dicho de otro modo: que la victoria de Francisco Camps si no es pírrica, tampoco es química.
Aquí se ganan y hasta se pierden las confrontaciones electorales, para otros, con despacho, según dicen algunos de los implicados, en Génova. Será porque lo nuestro no es la urna, sino la urba, pero contante y sonante; no es la elección, sino la especulación; no es el diputado, sino el imputado; no es el Mediterráneo de aguas enlutadas, endosadas y adosadas; no es un bosque de eucaliptos o de pinos, sino de PAI; sí es un rompecabezas para los europarlamentarios y un botín para los aventureros; sí es el salvem lo que se pueda nuestro de cada día; sí es un inventario de despropósitos y atentados contra el medio ambiente, sí es una comunidad de río revuelto ganancia de algunos constructores, con plantilla edilicia; sí es un grito de denuncia en Riba-roja, en Torrevieja, en Catarroja, en Alicante, en todo el País Valenciano; sí es enormidad insaciable, que ahora pretende, como justamente advierte la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas, montarse el negocio en el estadio Rico Pérez, de Alicante, en una operación que "deshace más la ciudad al convertir una maniobra especulativa que ataca a equilibrios ciudadanos básicos al margen del planeamiento, preparada ad hoc por los siempre amigos del Ayuntamiento, en un ejemplo privilegiado del urbanismo de la prepotencia y del avasallamiento". No pasa nada: a los imputados de alta cama, Camps los protege en una miserable Cámara. Señorías.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Opinión
- VII Legislatura Comunidad Valenciana
- Francisco Camps
- Grupos parlamentarios
- Gobierno autonómico
- Comunidades autónomas
- Parlamentos autonómicos
- Generalitat Valenciana
- Administración autonómica
- Política municipal
- Corrupción política
- Comunidad Valenciana
- Política autonómica
- Corrupción
- Parlamento
- España
- Delitos
- Administración pública
- Justicia
- PPCV
- PP
- Partidos políticos
- Política