España se resiste a incrementar su presencia militar en Afganistán

La "charla" o entrevista informal entre el jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se quedó en un saludo fugaz. Al menos hasta anoche. Zapatero llegó a las 18.30 al Palacio Cotroceni, donde el presidente rumano, Traian Basescu, ofreció una cena a los mandatarios de la OTAN, con tiempo suficiente para conversar con algunos, como el francés Nicolas Sarkozy o la alemana Angela Merkel. Pero Bush lo hizo más tarde, cuando ya los demás invitados estaban sentándose, y sólo saludó al pasar a varios de ellos, incluido Zapatero, del que le separaban dos o tres comensales.

"¡Hola!", le dijo Bush. "¡Hola!", contestó Zapatero. "Felicidades", le insistió Bush en castellano, según fuentes de La Moncloa. Fue precisamente la llamada que le hizo el presidente estadounidense el pasado día 14, para felicitarle por su triunfo electoral, la que levantó las expectativas sobre una entrevista entre ambos, que sería la primera. Fuentes españolas insistían ayer en que la charla aún podía producirse, a última hora de anoche o esta misma mañana, pero subrayaban que no existía cita previa.

Más allá de sus encuentros o desencuentros con Bush, Zapatero viajó ayer a Bucarest con el propósito de minimizar sus discrepancias con Estados Unidos, que afectan a los temas centrales que componen la agenda de la cumbre de Bucarest.

La principal, pero no la única, es la resistencia a aumentar las tropas españolas en Afganistán y a levantar los caveats (limitaciones) que impiden, por ejemplo, que sus soldados se desplacen al sur, donde es más intensa la actividad talibán, o participen en acciones ofensivas.

Aunque Bush volvió a reclamar ayer la solidaridad de los aliados, el ministro de Defensa en funciones, José Antonio Alonso, reiteró antes de salir de Madrid que se mantendría "en las mismas condiciones" el compromiso militar en Afganistán. Con 750 efectivos, España es la contribuyente número 11 de la ISAF (Fuerza de Asistencia de la OTAN para Afganistán) sobre un total de 40 países y 47.000 soldados, pero perderá peso si se concretan los refuerzos anunciados por diez países.

El Gobierno no descarta un aumento a medio plazo (especialmente el envío de más instructores para formar al Ejército y a las Fuerzas de Seguridad afganas), pero advierte de que "no es el momento oportuno" para asumir compromisos con un Ejecutivo en funciones. El cambio de actitud de Francia, que podría enviar tropas al Este, y de Alemania, que aumentará su contingente sin moverlo del norte, deja a España más sola. El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, subrayó ayer que España está comprometida con la reconstrucción de Afganistán, pero agregó que su actual contribución es "importante y satisfactoria" y que ya "ha pagado un precio muy alto por ella", en alusión a los más de 80 militares muertos, la mayoría en accidente.

Zapatero tampoco coincide con Bush en otro punto clave de la cumbre: la ampliación de la Alianza. Washington es el principal padrino de Ucrania y Georgia, dos ex repúblicas soviéticas que han pedido entrar en el llamado Plan de Acción para el Ingreso, la antesala del ingreso en la OTAN. España, como Francia y Alemania, considera esta decisión prematura y aboga por elevar un escalón la relación con los dos aspirantes.

[Una patrulla española fue tiroteada ayer a unos 30 kilómetros de la base de Qala i Naw, en Afganistán, sin que se produjeran heridos, en el tercer ataque en 15 días].