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Reportaje:

Discos como rosquillas

Artistas como Rihanna o Deluxe se vuelven prolíficos como estrategia frente a la crisis de la industria

Rihanna, la diva del pop de baile, rompió el verano pasado un asentado tabú del negocio musical: hay que mantener a los fans hambrientos. Umbrella, aquella canción que se escuchaba en todas partes, salió de su tercer larga duración en dos años.

Algo que contrasta con la estrategia más común: tres años entre disco y disco. Ése es el periodo transcurrido entre los últimos trabajos de Madonna, U2 o Lenny Kravitz, por poner tres lanzamientos estrella de este 2008.

Gracias a las nuevas tecnologías, grabar resulta más barato que nunca
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La prodigiosa fecundidad de Rihanna puede explicarse porque sabe que la fecha de caducidad de artistas comerciales como ella sólo es comparable a la de las gimnastas o porque sus productores tienen una despensa de canciones pegadizas tan de temporada como la moda del pañuelo palestino. Y, ya se sabe, hay que dar salida a la mercancía mientras ésta se demanda.

Pero ella no es la única que se ha atrevido con ese tabú: Arctic Monkeys llevan dos discos en dos años, y Nick Cave editó en abril de 2007 un compacto firmado como Grinderman, 11 meses después presenta Dig Lazarus dig!!! con su banda de siempre, The Bad Seeds, y entre medias, la banda sonora de El asesinato de Jesse James... Claro que el récord mundial sigue en manos del infatigable Ryan Adams, que en 2005 puso a la venta dos álbumes, uno de ellos doble.

En España, el caso más claro es el de Deluxe, el alias del cantante gallego Xoel López. Su cuarto trabajo, Fin de un viaje infinito, el primero para una multinacional, se publicó en marzo de 2007, y el quinto, Reconstrucción, llegó a las tiendas el pasado martes. "Por unos días es menos de un año", dice por teléfono desde Canarias donde ha empezado una gira patrocinada por una conocida marca de cerveza. "Normalmente editaba un disco cada dos. Aunque siempre he tenido canciones para más".

Todo empezó con la idea de usar su página web como lugar de venta. Desde mayo de 2007 ha ido colgando un nuevo tema al mes, descargable previo pago. "No ha sido una cosa fabulosa comercialmente hablando. La descargaba uno y se la pasaba a sus 40 amigos, pero ese método me hizo no parar. Es un poco como trabajaban en los sesenta con el tema de los singles y demás".

Lo cierto es que se trata de la recuperación del antiguo modelo utilizado por los más grandes: The Beatles. Entre Meet the Beatles (1962) y Let it be (1969) publicaron una media de 2,3 álbumes al año. Pero para las discográficas esto es un error fatal. La regla es publica poco y exprímelo comercialmente hasta que no dé más de sí. El caso más claro es Amaral. De su último disco, Pájaros en la cabeza (2005), hay al menos cuatro versiones: el clásico compacto; el compacto de lujo en caja con DVD; el comienzo del big bang, directo que ilustra la gira, y una caja "especial Navidad" que incluye además sus tres discos anteriores y un montón de memorabilia tipo canicas con sus caras. "Digamos que tuve la suerte de que me dieran esta libertad", reconoce Xoel, "porque desde el punto de vista de la industria es un poco bobo. Es una decisión artística: realmente el anterior disco tendría más vida comercial".

La red de seguridad de muchas de estas bandas es una base de fans estable que compra todo lo que lleva la firma de su músico favorito. Además, la mayoría de ellos saca gran parte de sus beneficios del directo con lo que, por un lado, consiguen tener siempre material nuevo para interpretar y, por otro, su público compra el álbum para conocer las canciones que tocarán en su concierto. "El nuevo disco tiene 15 canciones y un DVD. Aunque sólo sea para la gente que sigue a Deluxe, creo que debería vender lo mismo que el anterior", dice Xoel.

Y si no, tampoco pasa nada. Gracias a la tecnología, grabar es más barato que nunca. Por eso, especialmente para los cantautores que trabajan en solitario, es fácil completar un disco. Ello explica los continuos lanzamientos de folkies como M Ward, Josh Rouse o el sueco Boy Omega. "La verdad, con lo que realmente tiene que ver es que con que cada vez importa menos el funcionamiento de la industria. Porque, realmente, como no se venden muchos discos, ¿qué mas da? Llega un momento en el que vendes 15.000 copias y no vas a colocar más. Pues bueno, si hay un tope de ventas, ¿por qué no sacar otro disco nuevo y vender otras 15.000?".

Xoel López, <i>Deluxe,</i> fotografiado ayer en Madrid.
Xoel López, Deluxe, fotografiado ayer en Madrid.ÁLVARO GARCÍA

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