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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Responsabilidad y democracia reales

El artículo del señor Casacuberta que su periódico publicó el 26 de marzo, Ciencia democrática, política responsable, tiene elementos interesantes. En efecto, necesitamos una ciencia independiente del poder financiero y político. Pero discrepamos con la afirmación de que no existen estudios que avalen la peligrosidad de los transgénicos. Más bien lo que no existen son pruebas de la inocuidad de los mismos para el medio ambiente y para la salud.

Algunos datos entre los muchos disponibles:

-La decisión de prohibir el cultivo de maíz transgénico de Monsanto, tomada por siete Gobiernos de la UE, se basa en gran número de evidencias científicas de las consecuencias de este cultivo.

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-Recientemente, España apoyaba en la UE la aprobación de una patata transgénica rechazada por una amplia mayoría de estados miembros. La Organización Mundial de la Salud, la Agencia Europea del Medicamento y el Instituto Pasteur han corroborado la necesidad de prohibir los OMG que, como esta patata, contienen genes de resistencia a antibióticos.

-El comisario europeo de Medio Ambiente ha propuesto la prohibición de dos maíces transgénicos, basándose en las evidencias científicas de los daños ambientales de estos cultivos.

-En 2007, se demostró que el nuevo maíz transgénico de Monsanto producía toxicidad en el riñón y en el hígado, por lo que se desaconsejaba su consumo por mamíferos (cosa que somos tanto el autor del artículo como el que firma esta carta).

Greenpeace no se opone a la investigación, ni a las aplicaciones médicas de la ingeniería genética, siempre que éstas se realicen en ambientes confinados, no en pleno campo. Frente a las promesas de la industria de los transgénicos, la realidad se conjuga en términos de constantes contaminaciones genéticas, daños ambientales y riesgos para la salud. El Gobierno debe tomar nota de la oposición social y prohibir el único transgénico autorizado para cultivo en la UE, el maíz de Monsanto MON 810, tal y como han hecho los principales países productores de maíz de la UE.

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