"Somos clave en el tránsito de energía del Caspio y Asia"
A cambio de amparo, Georgia ofrece a la OTAN una excepcional ruta de tránsito de energía al margen del territorio de Rusia. Estos servicios mutuos entre un pequeño país del Cáucaso y la mayor organización de seguridad de Occidente forman parte de un intercambio más amplio que el ministro de Exteriores georgiano, David Bakradze, expone en vísperas de la cumbre de la Alianza en Bucarest.
"Georgia es un país clave que asegura el tránsito de los recursos energéticos del Caspio y Asia Central, la única alternativa real de tránsito", afirma el ministro desde Tbilisi, la capital georgiana, en una entrevista telefónica.
"Sin Georgia no se puede garantizar la seguridad del mar Negro"
En Rumania, Georgia quiere ser invitada a comenzar el proceso de ingreso, es decir, el llamado MAP o Membership Action Plan. Bakradze asegura que su país está preparado para ello. "No veo por qué hemos de demorar de forma artificial el proceso de integración que comenzó hace unos años. Georgia ha cumplido todas las obligaciones que se derivaban de las distintas fases por las que hemos pasado", afirma. "Si no pasamos al siguiente nivel de integración, estaremos demorando el proceso", señala.
La OTAN ayudará a Georgia en sus reformas económicas y democratizadoras, explica Bakradze. Tbilisi, por su parte, contribuirá a homogeneizar la seguridad de la zona del mar Negro, cuyos Estados ribereños son en parte miembros de la Alianza, como Bulgaria, Rumania y Turquía, y en parte no, como Ucrania, Georgia y Rusia. "Si Georgia no es parte del sistema de la OTAN, no se puede garantizar la seguridad del mar Negro", opina. Además, desde 1999 Georgia ha aportado cerca de 10.000 soldados para operaciones internacionales de pacificación. La presencia de fuerzas armadas georgianas en Afganistán es "una contribución importante" a la seguridad de Occidente, subraya.
Los dirigentes rusos consideran el rumbo atlantista de Tbilisi como un acto hostil y tienen palancas para presionar a su vecino meridional, en cuyo territorio hay dos enclaves secesionistas -Osetia del Sur y Abjazia-, que nunca han sido controlados de hecho por Georgia desde que la URSS se desintegró en 1991. Tras la independencia de Kosovo, y en vísperas de la cumbre de Bucarest, el Parlamento ruso ha pedido al Ejecutivo que considere la conveniencia de reconocer la independencia de estos enclaves rebeldes.
Bakradze opina que los "conflictos" secesionistas serán resueltos en el proceso de ingreso en la OTAN, pero considera que la "indefinición" existente en torno a ellos constituye la principal amenaza para la seguridad de Georgia. Los conflictos secesionistas, según él, "no están congelados", sino que "corren el riesgo de desestabilizarse". Aparte de los argumentos pragmáticos, Georgia, según su ministro de Exteriores, participa de los "valores" occidentales y eso se reflejó en el referéndum del pasado 5 de enero, en el que el 76% de la población votó por la integración en la OTAN.
"Estamos preparados para el MAP en lo político, en lo militar, en el campo de la seguridad", señala. "No hay alternativa".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.