Barcelona no vaciará este año las piscinas municipales

Varias piscinas municipales tenían previsto para esta primavera realizar trabajos de mantenimiento que obligaban a vaciarlas para después volverlas a llenar. Pero como no hay agua, esos trabajos han sido suspendidos para evitar que queden fuera de servicio, explicó ayer Jordi Campillo, gerente municipal de Medio Ambiente. Barcelona tiene 288 piscinas de titularidad pública y privada entre centros deportivos y escuelas.

Los centros deportivos aplican economizadores de agua en las duchas

Una piscina olímpica contiene más de 2,5 millones de litros

El agua de las piscinas se somete a un ciclo de depuración para que pueda ser reutilizada y sólo se vacían cuando hay que realizar trabajos de mantenimiento en la propia piscina. Eso ocurre tanto en las cubiertas como en las descubiertas que no se vacían en invierno para evitar que se agrieten. Para poner un ejemplo, una piscina olímpica -como las Picornell o las cubiertas de clubes como el Natació Barcelona- contiene 2.600 metros cúbicos de agua, lo que en litros representa algo más de 2,5 millones.

Los equipamientos deportivos son unos de los grandes consumidores de agua en las ciudaes, como también lo son el sector hotelero, los servicios y las instalaciones hospitalarias. "Con los representantes de centros deportivos ya hemos mantenido reuniones para instarles a que busquen fórmulas para ahorrar agua", apunta Campillo. Muchas de esas instalaciones, empezando por las municipales, ya disponen de economizadores de agua en los grifos. En otros casos, como en el Natació Barcelona -que no tiene ese tipo de pulsadores en las duchas-, se ha optado por reducir la presión del agua. "Teníamos previsto hacer el mantenimiento de la piscina cubierta, la olímpica, pero lo hemos pospuesto al ver que no se podría volver a llenar", explica el gerente de esa entidad, Marc Blaquer.

En el caso de la cadena DIR, la instalación de economizadores en grifos y duchas ha supuesto un ahorro de casi el 50% en el gasto de agua. Y en todos los gimnasios se recuerda a los usuarios -en muchos casos con un cartel en las puertas de las duchas- la necesidad de ser breves y no malgastar.

"Si se entraba en fase de emergencia, estaba previsto un plan de horarios en las instalaciones deportivas que finalmente no se ve necesario si se extreman las medidas de ahorro", puntualiza Campillo, que emplazará al sector del comercio y especialmente al hotelero a introducir mecanismos de ahorro en el consumo de agua. La última ronda de conversaciones con grandes consumidores será la de los centros hospitalarios.

La idea de fondo es extremar el ahorro y no malgastar en una ciudad que consume 110 litros por persona y día, un gasto que se sitúa muy por debajo de los 270 litros por persona y día que es el caudal asignado en la fase de excepcionalidad II, en la que ahora se encuentra el área de Barcelona.

Las restricciones de agua seguirán siendo evidentes en fuentes ornamentales de la ciudad que no utilizan agua freática. Por eso han dejado de funcionar la de la Gran Via con el paseo de Gràcia y no hay agua en el lago de Francesc Macià. La de Montjuïc, que se alimenta con agua freática, no se ve alterada. En cambio, las duchas de las playas seguirán secas. Tampoco está previsto, de momento, ampliar el número de fuentes públicas para beber que han sido cerradas, unas 150.