_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Guerra entre chiíes

El nuevo frente entre facciones iraquíes tiene el petróleo como inequívoco trasfondo

No es casualidad que la guerra civil entre chiíes estallada esta semana en Irak adquiera su máxima dimensión en la ensangrentada Basora. El nuevo conflicto, largamente incubado, es una pelea entre caudillos y milicias rivales del grupo dominante, que compiten por la supremacía en los pasillos del poder en Bagdad, pero sobre todo por el control del abundante petróleo iraquí.

El crudo es el principal activo del país árabe y el subsuelo de Basora, salida exportadora al Golfo, atesora el 80% de esta riqueza. Contra Basora, hasta hace poco ocupada por los británicos y ahora básicamente en manos del clérigo fundamentalista Múqtada al Sáder, ha lanzado las fuerzas gubernamentales el primer ministro y antiguo aliado Nuri al Maliki. Sin ningún éxito por el momento. Su ultimátum a los insurgentes para que dejen las armas, que expiraba ayer, ha sido prorrogado hasta el 8 de abril. En Bagdad, los milicianos saderistas han impedido con fuego de mortero el quórum parlamentario que se proponía estudiar la crisis.

Más información
LA GUERRA CIVIL CHIÍ SE EXTIENDE POR IRAK
Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El nuevo frente de la guerra civil iraquí, que se ha cobrado en pocos días centenares de muertos, pone de relieve no sólo la fragilidad de lo conseguido en los últimos meses con el aumento de tropas estadounidenses y la tregua -todavía técnicamente en vigor- decretada por Al Sáder en verano y renovada en febrero. Evidencia también una nueva fase, intracomunitaria, de la lucha por el poder y los recursos que podría ser especialmente cruenta si siguen prevaleciendo los intereses sectarios. En realidad, Irak tiene sólo de nombre un Gobierno y un ejército nacionales. El Ejecutivo del chií Al Maliki sigue siendo una colección de facciones con objetivos diferentes, y el embrión de fuerzas armadas poco más que otra milicia rebautizada.

No es menos relevante que Washington, mentor de Al Maliki, esté implicándose cada vez más -ayer bombardeó Basora con su aviación- en una pelea que puede dar al traste con todas sus previsiones en Irak y que, además, no puede ganarse por las armas. El joven Múqtada al Sáder no sólo es un muy inquietante personaje al frente de una potente, motivada y con frecuencia gansteril guerrilla y de un importante grupo parlamentario. Representa, para bien o para mal, las aspiraciones políticas de muchos de los chiíes más pobres y, por tanto, con poco que perder.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_