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McCain se beneficia de las disputas entre los candidatos demócratas

Obama se recupera de una semana que califica de "complicada"

El senador John McCain acabó ayer un viaje por Oriente Próximo y Europa en el que ha visitado a las tropas en Irak y se ha reunido con dos primeros ministros, un presidente y un rey. En estos encuentros, el candidato republicano ha prometido el cierre del campo de detención de Guantánamo, un cambio en la política medioambiental de Estados Unidos y un nuevo papel para este país dentro del "consenso internacional".

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En un momento en que los duros ataques entre Barack Obama y Hillary Clinton expanden la brecha existente en el bando demócrata, las últimas encuestas revelan que el verdadero beneficiado de esta batalla es el candidato republicano, que adquiere una clara ventaja sobre los dos contrincantes demócratas.

El senador no participó en este viaje en calidad de candidato presidencial, sino como miembro del Comité de Fuerzas Armadas del Senado. Pero exhibió su imagen más presidencial en todas y cada una de sus reuniones, tratando de desmarcarse del legado del presidente George W. Bush y asegurando un cambio de orientación en la política internacional de EE UU. "Cuando nosotros creamos que una intervención internacional es necesaria, sea militar, económica o diplomática, trataremos de persuadir a nuestros aliados de que estamos en lo cierto. Pero a cambio debemos dejarnos persuadir también por estos aliados", dijo el senador en un artículo de opinión publicado por los diarios europeos Le Monde y The Financial Times.

Las encuestas le son favorables al candidato republicano en su vuelta a casa. Según el último sondeo de la consultora Reuters / Zogby, si las elecciones se celebraran hoy, McCain ganaría a Clinton y Obama por más de seis puntos porcentuales, logrando entre un 46 y un 48% de los sufragios. La encuesta más reciente de Gallup confirma esta ventaja, pero reduce la distancia en porcentaje de votos. McCain ganaría a cualquiera de los dos candidatos demócratas con una ventaja del dos por ciento, según esta consultora.

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"Si John McCain no ha sido capaz de unificar al Partido Republicano tras su candidatura, es seguro que los demócratas lo han logrado", decía ayer el analista del diario The Washington Post Dan Balz. "A no ser que Obama y Clinton encuentren una forma de unirse por el bien de su país y su partido, no habrá forma de evitar que McCain resucite por segunda vez en este año político", añadía ayer en The New York Times el columnista Frank Rich. Lo cierto es que, mientras McCain se reunía con el general al mando de las tropas en Irak, David Petraeus, y visitaba al presidente francés Nicolás Sarkozy para convencerle de que envíe 1.600 soldados más a Afganistán para reforzar la lucha contra los talibanes comenzada por Estados Unidos, Clinton y Obama se acusaban mutuamente de ser poco patrióticos y de estar incapacitados para el puesto de comandante en jefe de la nación.

El que comenzó la disputa esta semana fue el ex presidente Bill Clinton. El viernes, en un acto de campaña en Carolina del Norte, dijo ante un grupo de veteranos de guerra que "sería fantástico si éste fuera un año de elecciones en que hubiera dos candidatos que aman a su país y se dedicaran a defender sus intereses", refiriéndose a su mujer y a McCain.

A Clinton le respondió este fin de semana el general retirado Merrill McPeak, asesor de Obama en asuntos militares. Acusó al ex presidente de haberse convertido en una sombra del célebre senador anticomunista Joe McCarthy, autor de la caza de brujas política de los años 50. "Cuando estudiaba en la universidad escuchaba a menudo a Joe McCarthy acusar a americanos de bien de ser traidores. Hasta aquí hemos llegado", dijo en un acto electoral en Oregón, con Obama a su lado.

Con diez primarias por disputar, Obama mantiene una ventaja de 137 delegados sobre su contrincante. Además, consiguió cerrar el mes de febrero con una recaudación electoral de 55 millones de dólares, según los últimos datos de la Comisión Electoral Federal. Clinton recibió, en comparación, 20 millones menos y sigue manteniendo una deuda de casi nueve, entre préstamos de instituciones financieras y dinero personal que ha cedido a la campaña.

La de la recaudación es una buena noticia para Obama, tras una semana en la que ha sufrido diversos reveses, desde la polémica de las declaraciones de su pastor en las que acusaba a Estados Unidos de ser un país "racista" a un pronunciado descenso en las encuestas respecto al mes de febrero. "No hay duda de que hemos tenido un par de semanas turbulentas", dijo el senador. "No todo va a ser una línea recta. Hay etapas en las que la campaña irá bien y otras en las que no irá tan bien".

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