Cineasta a los 16 años

Hubo un día en que la adolescente cinéfila decidió pasar a la acción. Aprovechando que el instituto echa el candado por Navidad, Marta Blanco (Ourense, 1991) hizo lo propio en su habitación y, por primera vez en sus 16 años de vida, escribió un guión de cine. El resultado de aquel retiro fue un cortometraje sobre malos tratos que acaba de ser premiado por los ministerios de Educación, Trabajo y Asuntos Sociales tras competir con otras 15.000 obras de escolares españoles tocados por la vocación audiovisual.

Esta estudiante de primero de Bachillerato en el IES Carlos Casares de Viana do Bolo (Ourense) admira a Isabel Coixet y a Gracia Querejeta y dentro de cuatro meses estará un poco más cerca de ellas. En julio rodará su alegato contra la violencia machista en Madrid y, también dentro del galardón del Gobierno central, la cinta se proyectará en salas de cine de toda España como telonera de las grandes producciones.

Marta Blanco ganó un concurso en competición con 15.000 escolares

"Los jóvenes aún pueden elegir no ser ni maltratador ni maltratada"

Lo de ver su ópera prima con olor a palomitas le hace especial ilusión a esta hija del DVD y la ficción desde el sofá, vecina de un pueblo sin salas de cine. La más cercana a su casa estaba en Verín pero la cerraron. Para disfrutar de una película desde la butaca, Marta tiene que desplazarse a O Barco de Valdeorras, Ourense o Ponferrada. Y lo hace siempre que puede porque se declara una nostálgica de las pantalla grandes, que empezaron su ocaso cuando ella nació. "Fuera de las salas, las películas pierden mucho". Esta agonía, lamenta, es "culpa de Internet" y de que su generación no resiste la barata tentación de bajarse las películas de la Red.

El corto creado por esta adolescente orensana son cinco minutos de escenas rápidas -"para que impacte más"- que enfrentan los momentos de falsa felicidad y agresiones que jalonan la vida de una mujer maltratada por su pareja. Una voz en off se dirige a la víctima con frases cortantes. Al final de la cinta, ese narrador resulta ser su verdugo. "Es un problema difícil de resolver pero yo creo que se puede evitar", dice Marta de la violencia doméstica. Y propone una fórmula en la que ella ya ha puesto su parte. "Se debería hacer llegar cortos como el mío a la gente joven, que es la que aún puede elegir no ser ni maltratador ni maltratada".

Marta Blanco alumbró su corto sólo con la información sobre esta lacra que le llega a diario a través de la televisión y los periódicos. Suficiente para que una adolescente les lance un envite a los políticos. "La gente maltratada necesita sentirse segura para salir de ahí y eso lo tiene que garantizar el Gobierno". Su película se titula Sin miedo.

El premio del concurso Cine para ser la voz de quienes callan consiste en rodar el corto con un director de cine profesional. Marta aún no sabe quién le toca como mentor. Si por ella fuera, y puesta a pedir, se decantaría por un bautizo con Icíar Bollaín o Daniel Sánchez Arévalo como padrinos. En el elenco de actores, le daría el papel de maltratador a Alberto San Juan y el de víctima, a Manuela Velasco o María Vázquez. Admite que no tiene "ni idea" de cómo funciona un rodaje, pero asegura que no le asusta la experiencia que vivirá a lo largo de una semana del próximo julio. Para prepararse sólo le ha dado algunas vueltas, aunque no muchas, a los efectos que utilizará para dar vida a su historia de papel. "He pensado en combinar el color y el blanco y negro". Una vez más se reserva los detalles. Cuando escribió el guión ganador en su retiro navideño, sólo se lo enseñó a un par de profesores antes de enviarlo al concurso, "por si tenía alguna falta de ortografía".

Hija de farmacéutica, por sus venas no corre sangre cinematográfica pero es adicta al séptimo arte desde siempre. De lo último que ha visto le ha gustado Juno, la historia de una chica de 16 años que se queda embarazada y busca padres adoptivos para su bebé. También alaba a Sofía Coppola, porque "hace dramas históricos con contenido actual". El glamour de Hollywood no le sabe a nada y se erige en defensora del "cine europeo" porque es "más realista", tiene más mensaje "social" y le da "mucho más valor al guión". "En Europa con mucho menos dinero y sin tantos efectos especiales se hacen películas mejores. Vamos, que yo prefiero El jardinero fiel que Spiderman". Con el boom del sector gallego del que quizás forme parte algún día, se muestra crítica: "Se rueda mucho pero no se promociona".