El guardia civil herido hizo de escudo humano
El sargento de la Guardia Civil Miguel Ángel Movina se recuperaba ayer de sus heridas en la base española de Istok (Kosovo). Los médicos le extrajeron una esquirla de granada de una mejilla, pero decidieron no sacarle otra que tenía alojada por encima de la rodilla derecha. Según fuentes del instituto armado, sus heridas carecen de gravedad y ni siquiera se ha planteado su repatriación a España.
Más afectado se encontraba, según las mismas fuentes, desde el punto de vista anímico. El agente resultó alcanzado por la explosión de una granada cuando trataba de proteger con su cuerpo a un policía ucranio. Este último, al contrario que el español, carecía de chaleco antibalas, por lo que Movina intentó servirle de escudo. Fue inútil, pues el policía ucranio ya había sido alcanzado por los disparos que le costaron la vida. Pocas horas después falleció.
Los incidentes se iniciaron a las seis de la mañana del lunes, cuando la policía de la ONU y tropas de la OTAN asaltaron el tribunal de distrito de Mitrovica ocupado desde el viernes por nacionalistas serbios. En el momento en que los agentes conducían detenidos a 53 desalojados, unos 1.500 manifestantes empezaron a arrojarles piedras y cócteles molotov. Varios vehículos policiales fueron incendiados y 20 de los detenidos liberados por la multitud, desde la que se disparó contra las fuerzas internacionales con armas automáticas y se lanzaron al menos 20 granadas de mano, según informes oficiales.
Nacido en San Sebastián hace 30 años y destinado en la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid, Movina llegó a Kosovo el 3 de agosto. Es el jefe adjunto de la unidad antidisturbios (FPU). En total, España cuenta con ocho guardias civiles y siete policías en la misión de Naciones Unidas en Kosovo (UNMIK).
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