El concejal intempestivo
Armado de una Visa plata cargada con fondos públicos, el concejal del PP en Palma de Mallorca Rodrigo de Santos López frecuentaba locales de alterne para gays en Palma de Mallorca y Madrid, donde llegó a gastarse casi 50.000 euros procedentes de las arcas municipales. La sucinta reconstrucción de los hechos resume la investigación del fiscal Juan Carrau. Entre los detalles coloristas del caso brilla una acotación de pendolista: los cargos en la desdichada tarjeta municipal por servicios sexuales y consumiciones varias "se efectuaban a horas intempestivas". Bien, hay algunos cargos que sólo pueden hacerse a horas intempestivas, porque pagan faenas que se prestan preferentemente a horas intempestivas. No es intempestiva la hora, sino el burbujeante desahogo con que el hoy ya ex concejal se gastaba los caudales públicos, de ser ciertas las acusaciones formuladas por el ministerio público.
Presunción de inocencia? Por supuesto. De una doble inocencia, porque Rodrigo de Santos será inocente o culpable según lo determine el juez. Pero incluso aunque fuera declarado culpable en un juicio justo, sería reo de inocencia. Porque parece poco diestro en la gramática de los locales de alterne quien paga con tarjeta de crédito, con la de rastros que deja. Cualquier mediano conocedor de las horas intempestivas sabe que hay que pagar al contado, incluso aunque no se tengan cargos públicos.
Dirán unos que todo es influencia del caso Spitzer en Estados Unidos, y otros que no hay suficiente educación para la ciudadanía. Nada de eso. La afición de algunas autoridades locales por los clubes y las golferías del alterne más sórdido inspira una tradición de sátira realista bien conocida en la cultura contemporánea. Valga para el caso el perfil de alcalde ostentosamente corrupto de Primera Plana, de Billy Wilder. El moscón verde, nombre de guerra del regidor entre las prójimas de fatiga, frecuenta burdeles que se ve obligado a cerrar de vez en cuando para aplacar la histeria de las ligas de la decencia y tranquilizar a los votantes antes de las elecciones. El moscón verde nunca hubiera pagado con tarjeta.
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