Al Qaeda ataca el turismo en Túnez
El secuestro de una pareja austriaca dispara las alarmas en el país
Los turistas "están seguros" en Túnez, repite hasta la saciedad el ministro tunecino del ramo, Khelil Lajimi, en los pasillos del Salón Internacional del Turismo que se desarrolla estos días en París. Su afirmación sigue siendo verdad en gran parte del país, empezando por sus playas, pero no en el desierto del Sáhara.
Los integristas piden la excarcelación de sus hombres en Argelia y Túnez
Los terroristas han dado un ultimátum a Viena que expira hoy a medianoche
El 18 de febrero una pareja austriaca, Wolfgag Ebner, consultor de 51 años, y su compañera, Andrea Kloiber, enfermera de 44, desaparecieron con su todoterreno en el suroeste del país, no lejos de la frontera con Argelia. El pasado lunes la rama de Al Qaeda en el Magreb anunció que les había secuestrado el 22 de febrero. Lajimi asegura que los turistas incumplieron algunos de los requisitos de seguridad para entrar en el Sáhara.
Al Qaeda aportó incluso, el viernes, una prueba de su golpe. Colgó en una página web islamista algunas fotos de la pareja en las que aparecen vestidos con ropas locales y rodeados de hombres armados. Andrea Kloiber lleva la cabeza cubierta con un hijab (pañuelo islámico) y su rostro ha sido borrado digitalmente porque, para los rigoristas del islam, las mujeres deben esconder su cara.
Las imágenes demuestran que se encuentran en algún lugar del desierto, pero el paisaje no permite afinar más. El diario Ah Nahar de Argel aseguró ayer en su página web que, tras recorrer buena parte del desierto argelino, han sido trasladados a 150 kilómetros de Kidal, en el norte de Malí.
El viaje permite ponerles a resguardo de una operación de rescate del Ejército de Argelia -el de Malí carece de medios- como la que lanzó en 2003, al norte de Tamanrasset, para liberar a 32 rehenes europeos en manos de los salafistas argelinos ahora reconvertidos en la rama regional de Al Qaeda. Logró salvar a 17, pero otros 14 sólo recuperaron la libertad tras el pago por Berlín de un rescate de cinco millones de euros. La mayoría de los secuestrados -uno de ellos falleció de insolación- eran alemanes.
Junto con la prueba fotográfica han llegado las exigencias. Al Qaeda ha pedido en una grabación la excarcelación de todos sus presos -varios centenares- en Túnez y Argelia, pero, según la prensa argelina, se conformaría con la liberación de entre 5 y 15 entre ambos países. También reclama el pago de un rescate, un dato confirmado oficiosamente por las autoridades austriacas.
Entre los reos cuya liberación exige Al Qaeda figuran tres "peces gordos" del terrorismo argelino, incluido Amar Saifi, más conocido como El Paraca. La organización terrorista ha dado a Viena un ultimátum que expira hoy a medianoche.
"Austria será responsable de las vidas de los dos rehenes si expira y nuestras peticiones no han sido satisfechas", reza el comunicado. "Como ustedes están preocupados por la seguridad de sus ciudadanos, nosotros nos preocupamos por liberar a nuestros hermanos que padecen las peores formas de tortura en las cárceles de Túnez y Argelia".
Alfred Gusenbaueur, el canciller austriaco, ha insistido en Bruselas en que no negociará, pero Burkhard Vous, jefe de la policía antiterrorista de Salzburgo, la ciudad donde residen los rehenes, asegura que "se han establecido contactos con los secuestradores". Concretamente, según An Nahar, un funcionario austriaco ha viajado a Bamako (Malí) para negociar con los terroristas. Su interlocutor es, según el experto argelino Hamida Layachi, Abdelhamid Abi Zayd.
Viena puede aceptar pagar un rescate, como hizo Berlín hace cinco años, pero carece de medios de presión sobre Argel y Túnez para obligarles a soltar a los extremistas que están detrás de los barrotes. De ahí que el canciller haya pedido ayuda en Bruselas a sus socios europeos para resolver este asunto.
Deseoso de preservar el turismo, uno de los motores de su economía, el Gobierno de Túnez anunció ayer el endurecimiento de los requisitos para acceder al Sáhara. El turismo aporta el 10% del PIB del país norteafricano -el doble si se tiene en cuenta el beneficio indirecto del negocio- y es la mayor fuente de divisas.
Todo para liberar a El Paraca
Los austriacos Wolfgang Ebner y Andrea Kloiber han sido secuestrados por la rama magrebí de Al Qaeda para obtener, entre otros, la puesta en libertad del autor de la mayor toma de rehenes del norte de África: Amar Saifi, apodado Aberrazak El Paraca, porque antes de ser terrorista fue paracaidista militar.
El Paraca, de 40 años, está encarcelado en su país, Argelia, desde octubre de 2004, pero, sorprendentemente, a diferencia de otros muchos terroristas, aún no ha sido juzgado. Si lo llega a ser algún día será, probablemente, condenado a muerte, pero no ejecutado porque en Argelia hace 15 años que ningún reo acaba en el patíbulo. Saifi llevaba ya a sus espaldas nueve años de terrorismo islamista cuando, en la primavera de 2003, dio el golpe que le hizo célebre: secuestró a 32 turistas europeos, en su mayoría alemanes, por los que Berlín pagó un rescate de unos cinco millones de euros.
Su carrera terrorista empezó en 1992 cuando, con 24 años, el militar de madre francesa colgó el uniforme y se apuntó a los temibles Grupos Islámicos Armados que asolaron Argelia en los noventa. Tres años después rompió con ellos para alistarse en el Grupo Salafista de Predicación y Combate, una guerrilla más selectiva en sus atentados, de la que llegó a ser el "número dos" y que ahora es la rama de Al Qaeda en el Magreb.
Paradójicamente, el secuestro de los europeos supuso el inicio del fin de su itinerario terrorista. Hostigado por el Ejército argelino se refugió con sus hombres en el norte de Malí, de ahí en Níger y finalmente en Chad con cuyo Ejército, asesorado por instructores estadounidenses, libró una batalla. El Paraca se jactó entonces de haber matado a 62 militares chadianos, pero aún así se vio obligado a replegarse en el macizo de Tibesti.
La guerrilla que lo controla, el Movimiento para la Democracia y la Justicia en Chad, no tardó en capturarle junto con sus hombres. Ofreció entregarlo a cambio de un rescate, pero Argel se negó. Poco después El Paraca apareció misteriosamente en la frontera entre Chad y Libia y fue detenido por la policía del coronel Gadafi, que lo envió a Argelia. Abdelaziz Buteflika, el presidente argelino, viajó rápidamente a Trípoli para agradecer a Gadafi el gesto mientras que el Departamento de Estado de EE UU se alegraba de que varios países "y especialmente Libia, hayan cooperado en este asunto".
Junto con El Paraca, Al Qaeda exige además la excarcelación de otros dos "pesos pesados" del terrorismo argelino. Son Abdefatah Abou Bassir, jefe del área de Argel y probable responsable de los atentados de abril en la capital, detenido en octubre pasado, y Mosab Abu Abdelá, considerado el coordinador de los diversos frentes de la lucha armada, capturado en abril.
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