El retorno del dios Esculapio devuelve la vida a Empúries
Más de 400 personas asisten al inicio del centenario de las excavaciones
Las ruinas de Empúries vivieron ayer una actividad frenética, pisadas por centenares de vecinos, aficionados y turistas que no quisieron perderse la histórica jornada de retorno y presentación en sociedad de la escultura del dios Esculapio, símbolo de la arqueología catalana y del propio yacimiento, y con el que se conmemora el centenario de las excavaciones clásicas más importantes de Cataluña.
El clima, fresco y nublado, no acompañó, pero las vistas panorámicas sobre la bahía de Roses (Alt Empordà) siguen siendo un buen motivo para acercarse hasta ahí. Nervios, empujones y algún que otro despiste marcaron el inicio de la celebración, una jornada de puertas abiertas que reunió a más de 400 personas. "¿Pero no tenía brazos?", inquirió preocupada una mujer ante la réplica desmembrada del dios de la Medicina que se exhibe en el exterior del museo. "Tranquila, que es el falso", se apresuró a contestar una organizadora.
Había expectación por ver, de nuevo en su casa, la estatua restaurada (a partir de las 85 piezas halladas) y con sus extremidades, que aún hacen más imponente la escultura de 2,20 metros de altura y casi una tonelada de peso. Pero antes, tocaba la ceremonia de entronización del dios, la actuación Restitutio, ideada por el director escénico Iban Beltrán a partir de un guión de Jesús Carruesco, experto en religión griega antigua y miembro del Instituto Catalán de Arqueología Clásica.
Una bailarina y un grupo de músicos armados con flautas de caña, cornamusas y panderos caminaron en procesión entre domus y ruinas hasta llegar al ágora, donde una segunda réplica del Esculapio sin brazos esperaba para recibir el homenaje. Ofrendas de frutos secos, leche y pétalos de flores, danzas y cánticos rituales hicieron las delicias del público, sobre todo de los numerosos pequeños que asistían extasiados a cada paso. También corrió algún escalofrío entre los asistentes cuando la sacerdotisa oficiante puso una serpiente a los pies del Esculapio como símbolo de la medicina. Por suerte, era una buena imitación de madera.
Tras la ceremonia, que recordaba un tanto a las visitas teatralizadas que se pueden ver en cualquier ciudad con patrimonio histórico, el público pudo por fin acceder al interior del museo, la nueva sede de la divinidad recuperada. Esculapio ha sido instalado en la antigua sala de los audiovisuales, una estancia que ha tenido que ser reforzada para soportar el peso de la tonelada de blanco mármol del Pentélico. Un vídeo sobre la historia del yacimiento y la meticulosa restauración de la escultura preceden el encuentro con el dios, situado en un rincón oscuro que acentúa su majestuosa palidez. En la sala también se pueden contemplar diferentes restos hallados en la campaña de excavaciones de 1909, como un trozo de columna o partes de una serpiente enroscada en torno a un báculo que se atribuyó inicialmente al conjunto escultórico de Esculapio.
Medio millón de visitas
Tanto la ceremonia de consagración como la apertura al público de la sala de exposiciones fueron seguidas de cerca por una nutrida representación institucional encabezada por el consejero de Cultura de la Generalitat, Joan Manuel Tresserras y por los consejeros de Obras Públicas y Salud, Joaquim Nadal y Marina Geli.
Tresserras destacó el papel de Empúries en la recuperación de la identidad catalana. "La gente venía aquí durante la dictadura para sentir el país negado", dijo en un discurso de marcado carácter político. El titular de Cultura también puso el yacimiento como ejemplo de "progreso, modernidad y cosmopolitismo", y lo comparó con los retos de la Cataluña actual. "Un país sin acabar, con políticas sociales, plural y tolerante con los recién llegados". Tresserras confía en que el retorno del Esculapio vuelva a poner Empúries en la "agenda mental" de los europeos y espera lograr más visitantes, "al menos el medio millón". De momento, es el pistoletazo de salida de un amplio programa de actos en el que se invertirán seis millones de euros.
"Oh! Asclepio, Oh! Serapis"...
Una doble invocación divina se dejó sentir ayer en el ágora durante el ritual de consagración de la escultura. La sacerdotisa oficiante conjuró en primer lugar al dios Asclepio, forma griega de Esculapio y patrón de la medicina. Pero por si acaso, para no provocar las iras de otros dioses, también citó a Serapis, la deidad híbrida grecoegipcia declarada patrón de Alejandría por Ptolomeo I.
La doble ofrenda respondió, táciamente, al debate soterrado sobre la identidad del dios de Empúries, polémica que no es reciente. Xavier Aquilué, director del museo del yacimiento, se decanta por Esculapio, pero otros estudiosos defienden la posibilidad de que el dios representado sea Serapis. De hecho, la restauración de los brazos, con su actual posición, y la certeza de que el trozo de serpiente no pertenece al conjunto escultórico hacen que Serapis, también vinculado a la medicina y la salud, gane puntos.
Esa tesis es la que defendió ya Isabel Rodà, directora del Instituto Catalán de Arqueología Clásica, en el catálogo de la exposición que tuvo lugar en Barcelona tras la restauración de la pieza, a finales de octubre del año pasado. Rodà no descartó tampoco entonces que el taller que fabricó la escultura en el Mediterráneo oriental quisiera ahorrarse unos dineros ante un comprador menor como era la pequeña ciudad griega y reutilizara diferentes piezas de otras esculturas.
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