El fuerte temporal asuela la costa vasca
El oleaje se cebó con San Sebastián, donde el agua se coló hasta la Parte Vieja - El golpe de mar destrozó numerosos locales, coches y mobiliario urbano
El fuerte temporal que venía azotando desde hace unos días la costa cantábrica levantó ayer grandes olas que provocaron importantes daños en distintos puntos del litoral vasco, aunque fue San Sebastián la localidad que se despertó con la postal más desoladora. El agua saltó a primera hora de la mañana por encima de los muros y las barandillas que bordean la bahía donostiarra, cuando no se las llevó literalmente por delante, y causó graves inundaciones y destrozos en comercios, bares, restaurantes, instalaciones de ocio y deporte, viviendas, coches, embarcaciones y mobiliario urbano.
El Paseo Nuevo amaneció con un enorme socavón difícil de reparar
Varios vehículos quedaron amontonados por el embate
El agua arrastró a dos personas cuando intentaban salir de su casa
Y es que las olas alcanzaron tal magnitud coincidiendo con la pleamar (hacia las 7.00 se registraron picos de 11,45 metros de altura en la estación de Pasaia de Euskalmet), que el agua y la arena se coló hasta la Parte Vieja y los paseos que circundan las playas. El alcalde, el socialista Odón Elorza, calificó los daños de "graves", pero apuntó que todavía es pronto para cuantificarlos económicamente.
No hubo que lamentar daños personales de consideración, aunque dos personas fueron arrastradas por el agua. Y en la localidad vizcaína de Bakio la Ertzaintza tuvo que rescatar a una señora que se había quedado atrapada en su vivienda, situada en un bajo, después de que se desbordara el río.
- Paseo Nuevo y Paseo de Salamanca. El frente que discurre desde el final del puerto hasta el puente del Kursaal, y que bordea por la costa el monte Urgull, fue una de las zonas más afectadas. La fuerza del mar abrió un enorme y profundo socavón en el Paseo Nuevo. Su reparación sólo será posible "a medio plazo, nunca de forma inmediata", informó el alcalde. Con las olas saltaron numerosas rocas hasta el paseo, que perdió en muchos tramos el muro y la barandilla.
Ya en el Paseo de Salamanca, la estampa no era mejor. El restaurante Kaskazuri amaneció con las lunas rotas y los bajos inundados, igual que los locales y los portales contiguos. Un golpe de mar sorprendió a un matrimonio cuando habría la puerta del portal. El agua los arrastró varios metros escaleras arriba y sufrieron algunos golpes, pero nada grave.
En previsión del temporal, la Guardia Municipal había cortado el día anterior el Paseo Nuevo -hoy continuará así- y había ordenado retirar los vehículos allí aparcados, por lo que se evitaron mayores destrozos. También se habían evacuado una parte de los coches estacionados en el Paseo de Salamanca, pero no los de las calles perpendiculares, como Soraluze, donde los automóviles terminaron amontonados unos contra otros. En esta misma calle se inundaron dos viviendas situadas en sendos bajos.
- Parte Vieja. La calle Aldamar, a las puertas del casco antiguo, y la histórica calle 31 de Agosto se convirtieron por unos minutos en auténticos ríos. El agua mezclada con arena se coló enseguida en los sótanos y en los comercios y bares situados en los bajos. Quienes podían, se afanaban ayer por la mañana en adecentar los locales con escobas y fregonas. Los más desafortunados miraban cómo las bombas de los operarios desplegados por el Ayuntamiento achicaban el agua.
Los efectos devastadores del oleaje se dejaron sentir también en el mercado de La Bretxa, que no pudo abrir sus puertas. El agua entró por la zona de carga y descarga e inundó las instalaciones, ubicadas en una planta baja. Mientras observaban las tareas de los bomberos, los comerciantes expresaban su temor por que la sal del mar hubiera dañado los motores de las cámaras.
- La Concha y Ondarreta. Tras el embate del mar, parte de la emblemática barandilla de La Concha apareció rota y desplazada varios metros. Este detalle daba cuenta de la fuerza de las olas, que destrozaron las instalaciones de la talasoterapia de La Perla, recientemente restauradas, pese a que sus responsables habían cubierto las cristaleras con maderas. Las discotecas Bataplán y La Rotonda, a pie de playa, corrieron la misma suerte. Las cabinas municipales también resultaron afectadas.
Unos metros más adelante, la arena de la playa de Ondarreta inundaba el paseo. El agua asoló el bar y los elementos del parque infantil asentados sobre el arenal. Algunos de sus restos saltaron hasta los jardines.
- El muelle. Al menos una ola sobrepasó el primer espigón y hundió o desplazó alredor de medio centenar de pequeñas embarcaciones. La barandilla del Club Náutico se dobló como el papel. También su pasarela sufrió desperfectos.
- La Zurriola. La arena inundó todo el paseo y, mezclada con el agua, afectó a los vestuarios de la playa.
- Puente María Cristina. El oleaje rompió parte de la barandilla de este emblemático puente y provocó incluso algún daño en su estructura.
- Carretera N-634. El vial de la costa entre Zarautz y Zumaia permaneció cortado durante casi ocho horas, desde las 5.30 hasta las 13.10, debido a varios desprendimientos y a la peligrosidad que suponía circular por ella debido a su exposición al mar. La circulación se restableció cuando se retiraron los restos de piedras y mejoraron las condiciones meteorológicas. Mientras, los vehículos tuvieron que desviarse por el alto de Meagas.
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