Mar de fondo, viento y pleamar
¿Qué ha pasado en la naturaleza para que se origine ese golpe de mar convertido en una monumental ola que por un momento se tragó La Concha, movió escolleras y destrozó cuanto estaba a su paso? En el Centro Meteorológico Territorial del País Vasco explican que empezó el lunes como una borrasca intensísima y muy profunda, de 945 milibares, que estaba originando un oleaje con un promedio de 13 metros de altura en el Atlántico y que en la madrugada de ayer se dirigió desde Galicia hacia la cornisa cantábrica.
La Agencia de Meteorológica emitió una alerta naranja al registrar un mar de fondo con olas de ocho metros, por lo que se esperaba su llegada. A esta agitación del mar hay que añadir que la borrasca atlántica originó también vientos huracanados de 100 kilómetros hora, que llegaron a alcanzar rachas de hasta 120 al llegar a la costa vasca.
Así, en la madrugada de ayer, entre las dos y las siete horas, confluyeron en la misma dirección los fuertes vientos del Oeste y Noroeste con el paquete de grandes olas provenientes del Atlántico. Su efecto destructivo se reforzó al coincidir, a partir de la seis, con la pleamar.
La boya de aguas profundas, que registra la intensidad del oleaje a 20 millas mar adentro a la altura de Bilbao, detectó a partir de las dos olas de once metros de media, que llegaban a alcanzar picos de 12,5 metros. La boya que mide la bocana de Pasajes y cuyos valores son aplicables a San Sebastian, registró a esas horas olas máximas de 11,5 metros y valores medios de 9,5. Un oleaje idéntico se produjo el 10 de diciembre pasado, pero no llegó a romper los muros de costa, aunque ahora se ve que se han ido debilitando y deteriorando.
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