Europa da un salto en la carrera espacial
El carguero 'Julio Verne' rompe el monopolio de EE UU
De madrugada, con un pegajoso calor húmedo de la selva tropical, en la Guyana Francesa, partió ayer un cohete Ariane-5 con una nueva nave europea camino de la Estación Espacial Internacional, la Julio Verne. Fue visto y no visto: se encendió el cohete, brillaron las llamas en plena noche y enseguida desapareció entre las nubes. Desde el centro de control Júpiter de la base espacial europea en Kourou, se oyó el ruido atronador del cohete al elevarse. El Ariane-5 partió a las 1.03 de la madrugada hora local (5.03 hora peninsular), y nueve minutos después ya pasaba casi por encima de Galicia. El Julio Verne es el primero de la serie de cargueros espaciales ATV (siglas en inglés de vehículo avanzado de transferencia) con los que Europa rompe el monopolio estadounidense y ruso de acceso a la Estación Espacial Internacional (ISS).
Es el vehículo espacial más complejo que ha construido Europa
Una hora y 10 minutos después del despegue, cuando la nave había cumplido con éxito las críticas maniobras de puesta en órbita, la sala de control Júpiter rompió en aplausos. La dirección del carguero pasó entonces al nuevo centro de control del ATV en Toulouse (Francia).
Sólo una pequeña anomalía en uno de los sistemas de alimentación de los propulsores de la nave alteró la normalidad. El sistema fue automáticamente sustituido a bordo por uno duplicado y todo el proceso siguió adelante, informaron los responsables de la misión horas después del lanzamiento. En los próximos días analizarán a fondo las causas.
"Este es el vehículo espacial más complejo que Europa ha construido", declaró Jean-Jacques Dordain, director de la Agencia Europea del Espacio (ESA). "Es un vehículo muy inteligente, capaz de efectuar el atraque automático en la ISS con una precisión fantástica. Hemos tenido que garantizar el cumplimiento de muchas exigencias de seguridad impuestas por la NASA para llevar el ATV a la estación; por cierto, la NASA no tiene un carguero espacial como éste", puntualizó orgulloso.
El Julio Verne, de 19,35 toneladas de peso en el lanzamiento y un tamaño de 10,3 metros de largo y 4,5 metros de diámetro, lleva siete toneladas de suministros para los astronautas de la base orbital, incluidos 270 litros de agua potable, 20 kilos de oxígeno, 500 kilos de comida, 80 kilos de ropa y 136 kilos de piezas de recambio. El resto de la carga es combustible.
Llegará a su destino, la ISS, el 3 de abril. Entonces los astronautas de la base podrán descargar los suministros. El carguero permanecerá allí hasta el verano, cuando los tripulantes meterán en él seis toneladas de residuos y el Julio Verne se separará de la ISS y se quemará al reentrar en la atmósfera terrestre. Para evitar riesgos, la operación se hará sobre el Pacífico.
Puerta abierta hacia una nave tripulada
Europa nunca ha tenido una nave espacial tripulada y sus astronautas tienen que viajar de prestado, en los transbordadores de la NASA o en las cápsulas rusas Soyuz. Pero el ATV abre ahora la posibilidad de desarrollar en el futuro un vehículo propio. “Desde luego no bastaría con el ATV, habría que hacer, sobre todo, una cápsula de reentrada en la atmósfera para que los astronautas volviesen a la Tierra, y esa decisión no se ha tomado, pero es una posibilidad”, comento en Kourou Jean Jacques Dordain, director de la Agencia Europea del Espacio (ESA).
A la espera de si los ministros de los países miembros de la agencia, incluida España, llegan a tomar o no esa decisión, los ingenieros han concebido varias posibilidades de evolución del ATV. La primera opción, y tal vez la más sencilla, sería convertir el carguero que ahora es sólo de viaje de ida, en un vehículo de ida y vuelta. Con una cápsula de reentrada, un futuro ATV podría servir para traer a la Tierra resultados de experimentos.
Aunque más difícil y delicado aún, porque en ello iría la seguridad de los astronautas, se podría hacer una cápsula tripulada. Tal vez al principio no sería una nave rutinaria para viajar a la estación, como las Soyuz rusas, pero si podría ser un vehículo de rescate, enganchado a la estación y utilizable en caso de emergencia para salvar a la tripulación de la ISS.
Ambos desarrollos, tanto la capsula de reentrada para cargas como para astronautas, se conciben como vehículos que serían lanzado por el cohete europeo Ariane-5, sin recurrir a lanzadores de otras agencias.
La flexibilidad del ATV, como nave automática, tecnológicamente avanzada y presurizada en su interior (los astronautas no tienen que vestir trajes de paseo espacial para entrar en ella) da pie incluso a opciones de futuro más atrevidas. Los ingenieros consideran que este carguero sería un buen punto de partida para hacer una mini estación espacial autónoma. Para ello habría que instalar dos dispositivos de atraque, uno en cada extremo, de manera que podrían unirse dos o más ATV.
Más atrevido aún es el escenario de exploración futura de la Luna o incluso de Marte. La ESA considera que el ATV podría evolucionar hacia un vehículo de transporte hacia esos objetivos. Todas estas posibilidades son conjeturas tecnológicas y no se espera que los países miembros de la ESA decidan a corto plazo dar el siguiente paso, tal sólo se planea empezar a discutir y estudiar estas opciones. De momento, con el carguero Julio Verne y con los próximos ATV que llevarán mercancías a la ISS, la Europa espacial tiene mucho trabajo por delante.
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