_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¡Santa Viagra!

Jesús Ruiz Mantilla

No sé a qué vino tanto revuelo en su día por el hecho de que la Iglesia invirtiera las limosnas en Bolsa. Es una manera como otra cualquiera de interpretar el pasaje de los panes y los peces. Muy legítima, no seamos hipócritas. Ahora disponemos de nuevos datos. El hecho de que por parte del episcopado de Madrid unos 85.000 eurillos hayan ido a parar a un valor como Pfizer, que fabrica Viagra, pues oye, a mí tampoco me parece tan mal.

¿No se trata de procrear? ¿No se nos encaman los católicos con el noble propósito de alumbrar la Tierra con hijos de Dios? Pues, toma Viagra. Ya está. No se me ocurre nada mejor. ¿A qué viene tanto remilgo? Es toda una prueba de modernidad. Otra cosa es que el propio cardenal Rouco Varela lo haya utilizado como parte de la campaña que le ha devuelto a la presidencia de la Conferencia Episcopal. Eso sí que habría sido jugar sucio. Que les prometiera a los prelados pastillas a buen precio o, mira, no sé, ofertas de envío gratis a la sacristía con todas las garantías.

El caso es que a monseñor se le ve más sonriente. Con el gesto ése de gravedad y de portador de la cólera divina tan suyo bastante más relajado. Puede que sus inversiones en un medicamento tan jovial le hayan hecho ver la vida con otros ojos. Mira que si renuncia a convertirse en el relevo que los azuzahogueras necesitan en la calle para provocar mal rollo. Mira que si ahora que se ha largado Felipe Alcaraz, a Rouco se le han quitado las ganas de montar el pollo...

Pero no, qué coño. Lo que va a provocar el Viagra será más vigor para los orgasmos colectivos entre sus fieles. Las velas más encendidas que nunca. Como no creo que lo use para atentar contra el sexto mandamiento, lo harán para excitarse en esos autos de fe que montan en la Castellana, animados cada fin de fiesta por la guitarra churripanguera de Kiko Argüello.

Al parecer, la farmacéutica por la que han apostado los curas también fabrica anticonceptivos. Eso ya es más delicado. A no ser que estén jugando a hipótesis de futuro. Pensando en la niña de Rajoy o en esos cursos que organiza el PP en comandita con el Opus en los que enseñan a coser los bajos de un pantalón, a cocinar una tortilla de patatas de rechupete o hacer una compra baja en calorías para mantener el buen tipo.

Seguro que una asignatura así es la que planea Esperanza Aguirre para los niños madrileños en vez de Educación para la Ciudadanía. Ésa es otra. ¿O no? ¿O responde todo a una misma lógica siniestra? Mira que no me quiero emparanoiar con teorías absurdas de la conspiración. Pero con todos ellos dando la murga al tiempo no es tan fácil mantener la cabeza fría.

No sé por qué me da que la amiga de Gallardón está preparada para ofrecernos todo un espectáculo en la próxima legislatura. Ya se ha colocado en primera línea para convertir su feudo en una reserva espiritual de Occidente. Para eso necesita un Madrid empequeñecido, raquítico, cerrado en sí mismo, inhóspito, agobiante. Convertir nuestra abierta Comunidad en una especie de búnker donde sólo caben los más cerriles.

Miedo me da todo lo que se prepara con vistas al Dos de Mayo. La mujer está decidida a identificarse como una posmoderna Agustina de Aragón. A meternos en batallas a cañonazos si no le dan pronto el caramelo que reclama, que es el liderazgo de su partido. No hay nada que se le ponga delante: ni médicos, ni abortistas, nada que huela a avance y a progreso. La última cruzada, ya ven, le ha hecho sacar el trabuco para entrar en los colegios. Pero, ¡Dios mío! Apruebes lo del Viagra o no, ¿qué hemos hecho para que nos castigues así?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_