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ELECCIONES 2008 | Campaña electoral
Columna
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Sin embargo

Se las compraríamos para compensar la miseria moral que muerde las piernas de esta Galicia

¿Medio millón de personas son poca o mucha gente? ¿Aceptamos respetarlas igualmente así sean berlineses, porteños, madrileños, neoyorquinos, cubanos...? ¿O solamente merecen nuestro respeto las personas de pueblos que hoy son ricos? ¿Los españoles, por ejemplo, de hace cincuenta años cuando España era un país atrasado, inculto, bajo un régimen totalitario, nos merecen respeto? Es conveniente preguntarse estas cosas.

Medio millón de personas visitaron la Feria del Libro de La Habana, donde a diferencia de las ferias en España hay que pagar por entrar, y allí, además de conversar, escuchar e interrogar escritores, compraron 1.200.000 libros. Esa multitud envidiable la forman personas con curiosidad, inteligencia y hábitos de lectura. Les faltan alimentos, libretas, libros, bolígrafos, Internet, libertad, sin embargo les sobra alegría, cultura y dignidad. Podrían exportarlas y se las compraríamos para compensar la ignorancia, mezquindad y miseria moral que muerde las piernas de esta Galicia que quiere caminar.

En esa Feria del Libro, a continuación de la cultura alemana, de España, de la comunidad andina, de Brasil, de Venezuela, de Argentina y antes de Chile, estuvo invitada Galicia por su literatura y cultura. Es para sentirse halagado, contento y orgulloso, sin embargo aquí hubo un partido y un periódico que desacreditaron nuestra presencia allí.

Cuando estuvo España invitada, uno no recuerda quejas por la presencia en esa feria, nadie clamó entonces por los crímenes de la revolución cubana, nadie esparció ceniza por su cabeza por los presos, nadie se postró y desgarró las vestiduras por la inversión en aquella feria. Sin embargo ahora, igual que entonces, se hizo con dinero público, que para eso está, concretamente con el de la Dirección Xeral de la Consellería de Cultura, a quien por cierto se debería felicitar por la estupenda organización, con la ayuda de la Dirección General del Libro del Ministerio.

Tuvo que ser cuando Galicia fue invitada que empezase la caverna madrileña retratando en su picota a escritores gallegos como culpables de algo. Los escritores gallegos son culpables para ellos, culpables de serlo. Los intelectuales y artistas no caben en la España de esa derecha totalitaria, pero que además siendo gallegos no dejen de serlo para eso no tienen perdón. Sin embargo, esa campaña se continuó aquí entre nosotros. Eso es lo terrible. ¿Por qué esa campaña en Galicia?

En cualquier país hay distintos modos de entenderlo, de quererlo, y todos hacen falta para que ese país sea democrático, pero en algunos países también hay quintacolumnistas. Y el autoodio les hace trabajar desde dentro para la traición. En este caso se juntaron diversas inquinas, manías personales, envidias, la campaña electoral, consignas del catequismo "neocon" norteamericano como el embargo a Cuba, el odio a los artistas..., pero que nadie se engañe, lo que les causa escándalo es que Galicia exista y se atreva a presentarse al mundo como tal, en sí y por sí, que tengamos una cultura y una lengua propias.

La campaña de insidias y denuncias no fue contra el régimen cubano, un asunto complejo sobre el que hay diversos puntos de vista. Fue contra Galicia como país. Es significativo, y grotesco, que algún participante en esa cacería del escritor gallego haya estado allí cuando España fue la invitada. Lo malo no es Fidel, lo malo es Galicia.

Quienes nos niegan autogobierno, quienes no nos reconocen como nacionalidad, quienes se creen dueños de Galicia y no respetan a nuestro gobierno, quienes cultivan los localismos más egoístas, nos quieren reducidos a cuatro diputaciones, cuatro gobernadores civiles, cuatro provincias vencidas y serviles. Y quienes todavía se ven en el estereotipo de Xan das Bolas y van con complejo a Madrid, porque no saben ir a otro sitio, son los que no saben qué hacer con nuestra lengua, con nuestra literatura, con nuestros escritores. Los escritores gallegos son para esa gente una acusación molesta, afortunadamente para el común de la gente sus libros son hoy, junto con otros logros, un motivo de orgullo.

Hay quienes decretan el embargo a Cuba, hay quienes lo apoyan, sin embargo hay también quienes pretenden someter a embargo la literatura gallega, que no salga, que no exporte; ya que existe, al menos que el mundo no lo sepa. Que sean gallegos los que pretenden nuestro embargo da asco.

Sin embargo.

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