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"En Euskadi, morir bien es cuestión de suerte"

Los especialistas se quejan de la escasa cobertura de cuidados paliativos

A la hora de morir no hay diferencias, dicen los especialistas. Las diferencias dependen, posiblemente, de la sensibilidad de los equipos médicos que atienden en esa recta final de la vida, de que estén más o menos formados en los cuidados paliativos, en aliviar el dolor y el sufrimiento. El caso del hospital de la localidad madrileña de Leganés ha revelado el desigual impacto que existe en las comunidades españolas en la cobertura del tratamiento de los enfermos en fase terminal. Una cobertura bajo mínimos, muy lejos de los recursos que se dedican en otros países como el Reino Unido, Francia, Irlanda, Suecia o Alemania. Los especialistas coinciden en que el País Vasco se encuentra a la cola en España, entre las comunidades más retrasadas.

En España, cada comunidad avanza a una velocidad diferente
Txagorritxu y Donostia son los únicos hospitales con cuidados paliativos

Adolfo Delgado, presidente de la Sociedad de Euskadi de Cuidados Paliativos, resume el sentir de los médicos que se dedican a este campo: "En el País Vasco, morir bien es una cuestión de suerte". El Hospital de Txagorritxu, en Vitoria, y el Complejo Donostia son los únicos hospitales para enfermos agudos que cuentan con un equipo específico de cuidados paliativos.

José Manuel Agud, jefe en funciones del servicio de Medicina Interna de Txagorritxu y muy sensibilizado con la cuestión, apunta que se trata de que "la muerte sea lo mejor posible, pero si no hay gente dedicada a aliviarla la situación nunca va a mejorar". El plan de cuidados paliativos, aprobado por el Gobierno vasco en septiembre de 2006, destina alrededor de 14 millones de euros al año. Con ese dinero, según anunció entonces el consejero de Sanidad, Gabriel Inclán, "se consigue que la práctica totalidad de las personas que requieren cuidados paliativos los reciban". Los especialistas difieren.

El procedimiento de los equipos hospitalarios de cuidados paliativos a la hora de tratar a los enfermos terminales tiene varias escalas. Primero se hace una valoración global, donde se tiene en cuenta el grado de información, los síntomas y la situación sociofamiliar del enfermo. Si ha salido del hospital y va a casa, hay que ver si le puede atender su equipo de atención primaria u hospitalización a domicilio. Y si va a morir en el hospital, el equipo de cuidados paliativos se hace cargo hasta el final. Pero, en estos momentos, sólo dos centros cuentan con este recurso.

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Las principales críticas de los especialistas se centran en la falta de concreción del plan aprobado por el Departamento de Sanidad. "Entre 4.500 y 4.900 personas por cada millón de habitantes necesitan cuidados paliativos al año. La pregunta es: ¿el equipo específico de cuidados paliativos de Euskadi podría cubrir estas necesidades? Con los recursos específicos que hay ahora la respuesta es que no", asegura Delgado.

Al retraso con que arrancaron estos servicios en España, que comenzaron a desplegarse a finales de los ochenta, una década más tarde que en otros países europeos, hay que añadir las diferencias interiores según autonomías. Y Euskadi no es una de las avanzadas precisamente. La médico adjunta del equipo de cuidados paliativos del Hospital de Txagorritxu, María José Almaraz, destaca que "no existe una apuesta concreta por los cuidados paliativos específicos. Con lo poco que hay es como tenemos que manejarnos. ¿Qué pasa con los hospitales de agudos, o con los domicilios donde no hay equipos complementarios que ayuden a atención primaria u hospitalización a domicilio a potenciar los cuidados paliativos?".

En el caso de Txagorritxu, el equipo surge por una inquietud dentro de los profesionales y la dirección del hospital hace ocho años y en el de Donostia data de hace nueve años. "La iniciativa fue del hospital", recuerda Agud, "y existía en Osakidetza un embrión para hacer algo. Txagorritxu y Donostia iban a ser las primeras unidades de una serie. Y esa articulación que se plasmó finalmente en el plan es muy frustrante".

Lo que resulta urgente, apuntilla el presidente de la Sociedad de Euskadi de Cuidados Paliativos, es que el profesional que va a atender a un paciente que va a morir esté formado para ayudarle en esos momentos. "Y eso no está ocurriendo. Puede recibir mejor o peor atención dependiendo de que el médico que te toque haya tenido la iniciativa de formarse y que tenga tiempo y personal alrededor que le ayude. Todo depende del azar".

La necesidad de una reflexión

Para Adolfo Delgado, la sanidad vasca no ha tomado conciencia de la necesidad de atender bien el momento de la muerte. "El nacimiento ha cambiado mucho, se puede elegir los hijos que quieres, cuándo los quieres. En cambio, en el tema de la muerte, en su recta final, no se ha avanzado. Sigue siendo una cosa de 'hay te apañes'. Se impone una reflexión".

Un médico que se prepara para poner en marcha un equipo de cuidados paliativos en otro hospital explica con un ejemplo la manera de afrontar la muerte. "Si una persona sufre un ataque de apendicitis y está rodeado de médicos va a sufrir, pero sabe que está en buenas manos. Si el ataque lo sufre en el desierto, solo, el dolor es insoportable". Lo mismo pasa con un enfermo terminal. "Si muere rodeado de médicos que le van a aliviar el dolor", añade, "el sufrimiento de él y su familiar será muy diferente al que muere sin alivio".

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